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Aficionadas iraníes, en el interior del estadio Azadi de Teherán.

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Aficionadas iraníes, en el interior del estadio Azadi de Teherán. Efe

Irán apaga las pantallas para borrar a las mujeres

Las autoridades cortan la emisión del partido en las pantallas del estadio de Teherán por la presencia femenina y para no difundir imágenes de aficionadas en Rusia

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Miércoles, 20 de junio 2018

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Pese a todas la dificultades, las mujeres iraníes lograron acceder al estadio Azadí de Teherán para ver a través de pantallas gigantes el partido que en Rusia jugaba su selección frente a España. En Irán está prohibida la presencia femenina en los campos de fútbol. Por eso, era un día histórico. Pero no duró. Desde Kazan llegaban imágenes de mujeres iraníes animando a su selección. Y había más mujeres jaleando en Teherán. Las autoridades del país no lo soportaron y la emisión se cortó «por problemas de infraestructura», según aseguró la agencia Tasnim, vinculada a la Guardia Revolucionaria (Pasdarán).

Más allá del resultado final, el partido entre Irán y España iba a suponer un antes y un después para la sociedad persa. Por primera vez, las autoridades locales habían decidido permitir la presencia de mujeres en el estadio Azadí de Teherán para que viesen el partido de las dos selecciones encuadradas en el grupo B del Mundial de Rusia. Iba a ser un acontecimiento inédito porque las iraníes tienen vetada la presencia en los estadios para ver partidos de fútbol masculinos desde la revolución que cambió el gobierno en 1979. La iniciativa ya se intentó el pasado viernes, en el choque entre Marruecos e Irán, pero el permiso necesario del Consejo Provincial de Teherán no llegó a tiempo.

Este miércoles, los accesos del gran estadio se debían abrir a las 18.30 horas local y se iba a permitir el acceso de unas 10.000 personas, previa adquisición de las entradas a través de internet y al precio de 150.000 riales (unos dos euros al cambio), pero las autoridades iraníes optaron por dar marcha atrás ante la imágenes que llegaban desde Rusia. Las pantallas reflejaban las gradas del estadio de Kazan, en las que se veía a mujeres animando a Irán antes del inicio del encuentro. En ese momento, la orden fue que no entrasen mujeres al campo de Teherán.

Permitir la presencia femenina en el estadio Azadí suponía un hito para una sociedad donde es norma la segregación por motivo de sexo en muchos ámbitos. La clasificación de Irán en el Mundial era una gran oportunidad para dar visibilidad a los problemas del país y un primer paso hacia la normalidad. Sin embargo, un rato antes del inicio del partido un fuerte dispositivo policial impidió el acceso al estadio Azadí a las mujeres, que no se rindieron y se mantuvieron firmes en su propósito hasta que al final se abrieron las puertas y pudieron ingresar en el estadio.

Algunas de ellas recurrieron a internet para difundir imágenes de todo lo acontencido en el exterior y el interior del campo. Se convirtieron en testigos y altavoces de la alegría y la emoción que suponían unos momentos así. «Estamos dentro», decían entre lágrimas de emoción que se transformaron en frustración cuando la retransmisión del partido fue suspendida por «problemas de infraestructura». Esa versión oficial no convenció. Al parecer, todo se debió a las presiones de los ultraconservadores para que el gobierno moderado de Hasan Rohani no difundiera las imágenes de mujeres en un estadio de fútbol. Con el apagón, el paso adelante se volvió un paso atrás.

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