Borrar
Nikola Zigic, con la camiseta rota por el agarrón, reclama el penalti no señalado a favor del Valencia en el Calderón.
El 'no penalti' que cambió la historia
26ª jornada

El 'no penalti' que cambió la historia

El Atlético despegó y el Valencia inició su depresión a partir del agarrón de Juanito a Zigic que no castigó el alemán Florian Meyer hace casi siete años en el Calderón

Ignacio Tylko

Sábado, 4 de marzo 2017, 16:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Desde hace casi siete años, cada duelo que enfrenta al Atlético de Madrid y al Valencia en el Vicente Calderón obliga a rememorar lo ocurrido el 8 de abril de 2010, cuando los colchoneros se clasificaron a semifinales de la Liga Europa por los paradones de David de Gea y porque el colegiado alemán Florian Meyer y sus ayudantes dejaron sin sanción en los últimos minutos un clamoroso agarrón del central Juanito a Nikola Zigic cuando el delantero serbio se disponía a empujar el balón al fondo de la red. Fruto del valor de los goles fuera de casa, el Atlético volvió a pasar una eliminatoria con dos empates.

«¿Qué penalti? Si no fue», bromea todavía a día de hoy el exdefensa andaluz de los colchoneros, que de tanto agarrar a Zigic le rompió la camiseta. «Me dio mucha rabia porque fuimos mejores. Tuvimos dos o tres ocasiones claras, un balón al palo de Villa, y al final... el penalti que no se atrevió a señalar el árbitro», sostiene, resignado, el gigante serbio. «Ese penalti lo habría pitado todo el mundo, hasta la gente del Calderón; incluso Juanito lo ha reconocido, que me agarró por delante y por detrás», apunta. Indigna más a Zigic recordar que la UEFA estrenaba aquel curso la modalidad de cinco árbitros para aclarar posibles jugadas conflictivas dentro del área.

La prueba del delito, aquella camiseta destrozada a jirones con el 9 a la espalda, la conserva «en el armario». «Viaja siempre conmigo. La guardaré toda la vida. Algún día la enmarcaré y cuando sea viejecito le recordaré a mis nietos la historia de ese roto que no sirvió de nada. Me acordaré de que pude jugar una semifinal de Europa League, que al final conquistó el Atlético. Quizá pudimos ser nosotros», comenta Zigic cada vez que se le pregunta.

Probablemente ese no penalti cambió la historia de ambos clubes, ya que mientras el Atlético fue creciendo hasta ser lo que es hoy, el Valencia cayó en una crisis deportiva y social que agravó todavía más sus problemas económicos. «Cuando el árbitro vea esa jugada se le caerá la cara de vergüenza», espetó aquella noche Unai Emery, técnico del equipo levantino. «No me gusta hacer moviola de las decisiones de los árbitros», respondió Quique Sánchez Flores, entonces entrenador del Atlético, que eliminaría en semifinales al Liverpool de Fernando Torres y en el gran duelo de Hamburgo al modesto pero correoso Fulham inglés.

La revolución cholista

Quitando a De Gea y a sus extraordinarios delanteros Diego Forlán y Kun Agüero, aquél Atlético era mucho menos que el que vino después. Junto a los tres citados actuaron Ujfalusi, Juanito, Álvaro Domínguez, recientemente retirado por culpa de una lesión de espalda, Antonio López, Assunçao, Raúl García, Simao, Reyes (Jurado, min. 45) y Camacho, que entró a ocho minutos del final por el ariete uruguayo.

El Valencia, en cambio, presumía de un equipo fantástico que de forma paulatina se fue descapitalizando con traspasos sonados porque el club se hizo eminentemente vendedor. Emery, que fue expulsado en el minuto 86, alineó ese día en el Calderón a César Sánchez, titular en detrimento del hoy rojiblanco Moyá; Alexis (David Navarro, min. 79), Maduro, Manuel Fernandes, Jordi Alba, Baraja, Silva, Joaquín (Zigic, min. 69), Mata (Vicente, min. 69), Pablo Hernández y Villa. Ya quisiera el actual conjunto de Voro disfrutar de jugadores de la jerarquía de Alba, Silva, Mata o Villa.

Quique era el tercer entrenador de un año convulso, típico en el Atlético de aquellos tiempos, que empezó Abel Resino como jefe del banquillo y continuó Santi Denia. El técnico madrileño le dio solidez a un equipo que conquistó un título europeo muy celebrado, perdió a final de la Copa del Rey ante el Sevilla en el Camp Nou (2-0) y acabó en una floja novena posición en Liga.

El hoy entrenador del Espanyol continuó una campaña más, pero acabó muy desgastado, con graves problemas de convivencia en el vestuario. Hay que atribuirle el mérito de transformar un equipo perdedor. Regresó el Atlético a su oscuro su pasado con Gregorio Manzano en el curso 11-12. El técnico jienense fue destituido tras ser eliminado de la Copa con el Albacete y con el equipo coqueteando con el descenso.

El aterrizaje del Cholo Simeone representó un salto extraordinario para los colchoneros, que ya acabaron quintos ese año tras una meritoria segunda vuelta. A partir de ahí, ya se conoce la progresión del Atlético hasta disfrutar de los mejores tiempos de su historia. Cinco años seguidos en Champions, con dos finales perdidas ante el Real Madrid, una Liga conquistada en 2014 en el Camp Nou, la Copa ganada un año antes al eterno rival en el Bernabéu, otra Liga Europa, con goleada al Athletic en Bucarest, una Supercopa de España y dos de Europa.

Como el fútbol no tiene memoria, el Atlético empieza a ofrecer síntomas de frenazo. Lucha por la cuarta plaza y va a poner los cinco sentidos en la Liga de Campeones, donde tiene pie y medio en cuartos tras el 2-4 logrado en feudo del Bayer Leverkusen, pero es un equipo que ha perdido consistencia defensiva, agresividad y pegada. Desde que tras la final de Milán Simeone dijo que tendría que pensarse su futuro, algo cambió en la relación entre algunos jugadores y el técnico, que sufre el lógico desgaste.

Crisis galopante

Aunque en Mestalla se discute el trabajo de todos los entrenadores, con Emery el club disfrutó de bastante estabilidad deportiva. Desde 2010, tres crusos seguidos en Champions aunque el club incorporaba a jugadores jóvenes o poco conocidos mientras vendía a sus estrellas. Llegó el declive y cambios en la presidencia: Manuel Llorente, Amadeo Salvo y el magnate singapurense Peter Lim. En 2012, Manuel Llorente decide no renovar a Emery tras cuatro campañas por un supuesto fin de ciclo, contrata a Mauricio Pellegrino en su debut como entrenador, sin contar con la opinión de la dirección deportiva ni del consejo de administración. En diciembre se destituye al técnico y ficha hasta final de temporada a Ernesto Valverde, que logró clasificar al equipo para la Europa League y se quedó fuera de la Champions al caer 4-3 en el Pizjuán ante el Sevilla de Emery.

La campaña 13-14 fue un desastre, con Miroslav Djukic, Nico Estévez y Juan Antonio Pizzi en el banquillo, para acabar el Valencia octavo y caer de forma dramática en Europa, otra vez ante el conjunto hispalense de Emery. Para la 14-15, Lim apostó por los hombres del agente portugués Jorge Mendes y el técnico Nuno Spirito. El equipo acabó cuarto, aunque la grada nunca sintonizó con el entrenador. El ejercicio pasado lo empezó Nuno, pero después de 13 jornadas fue destituido. Voro mejoró los resultados hasta que llegó el inexperto Gary Neville, socio de Lim. El Valencia descendió hasta la decimosegunda plaza. No mucho mejor camino traza en la temporada actual. La inició Paco Ayestarán, la continuó el italiano Cesare Prandelli y ahora ha apagado el fuego el bombero Voro.

Este domingo, el Atlético, sin Fernando Torres después del tremendo susto que dio al caer desplomado e inconsciente en Riazor, es favorito pero no tanto como en la primera vuelta, cuando se impuso por 0-2 en Mestalla, y eso que Diego Alves les detuvo sendos penaltis a Griezmann y a Gabi. Los colchoneros, que se presentan en la cita con dos días menos de descanso, necesitan los tres puntos para mantener la cuarta plaza y presionar algo al Sevilla, tercero con nueve puntos de ventaja. Tras crecer en las últimas jornadas, el Valencia está en una zona nada acorde a su historia. Marcha decimosegundo con 29 puntos, a 10 del descenso y a 13 de Europa. La pregunta es qué hubiera pasado en la historia de estos clubes si Meyer pita aquél penalti sufrido por Zigic.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios