El arte a través de las formas y los colores de Cabra de Luna

Se trata de una muestra intregrada por cerca de un centenar de obras, pinturas y esculturas, en su mayor parte de pequeño formato, a través de las cuales el autor vuelve a poner de manifiesto su dominio de las formas y el color en distintas series en las que demuestra una contención y una precisión envidiables, así como una capacidad de concentración digna de personas con una serenidad poco común. Hay obras que han necesitado miles y miles de pequeños trazos utilizando un plumín japonés de 0,05 con tinta pigmentada. Un ejercicio de paciencia y de serenidad propio de quienes buscan la perfección de las cosas.

Esa serenidad que exigen muchas de sus obras es la misma que ha tratado siempre de aplicar en su vida personal y como profesional de la abogacía. «Dedique mi vida a solucionar problemas, a buscar el consenso. Con el arte he buscado la perfección, el orden», señala.

Cabra de Luna, que no deja de investigar y afrontar nuevos retos, demuestra con esta nueva exposición que no tiene ataduras ni se ha sentido nunca exclavizado a su pasado artístico. Se reconoce un apasionado de las estructuras, de ahí sus formas, pero también del color. «He tenido la suerte de encontrarme con los colores», que le llevan a estar en el misterio, porque «los colores lo transmiten todo».

Se atreve además con todo tipo de soportes (madera, papel, lienzo sobre bastidor, lienzo pegado sobre madera) y con todo tipo de pinturas (acrílicos, acuarelas, tintas, lápices, grafito e incluso rotuladores). Y todo con tal de buscar el orden que sabe que existe en la naturaleza y que a veces incluso le llevan a alcanzar un estado de «elevación contemplativa» mientras trabaja en sus creaciones.

Como en otras exposiciones, José Manuel Cabra de Luna incluye en la exposición una obra efímera, un mural de casi 55 metros cuadrados de superficie, en la que ha trabajado más de un mes y que le ha exigido incluso la realización de una maqueta previa a escala 1:20 con el objetivo de conseguir el equilibrio entre las formas y los colores. «Es una obra conceptual, pero a la vez una metáfora de la vida, por lo efímero de la misma», explica.