El vertedero del río Guadalhorce
El tramo que conecta Sacaba con Guadalmar ofrece una imagen lamentable de abandono y suciedad a pesar de ser un paraje natural protegido
NOEMI R. NAVAS
Sábado, 27 de abril 2013, 18:14
No hace falta ser biólogo ni experto en ciencias ambientales para darse cuenta de que la desembocadura del Guadalhorce está lejos de ofrecer la imagen ... idílica que se le supone a un pulmón verde de la ciudad. Y decir lejos es ser benevolente, porque para cambiar la estampa de abandono que registra el tramo comprendido entre Sacaba y Guadalmar queda un largo camino por recorrer. Escombros, matojos, latas, neumáticos, restos de barbacoas, peces muertos y hasta sofás flotan de un lado a otro sin que ninguna administración (Ayuntamiento, responsable de la limpieza exterior, y Junta, del agua y los márgenes) se sonroje por ello.
Sí se avergüenzan los vecinos y las familias que frecuentan los caminos de la desembocadura para dar largos paseos o entrenar con la bici. Y es que los senderos del paraje son idóneos para practicar actividades deportivas de no ser por el mal olor y el deterioro de los mismos. «Que un espacio natural con tantas posibilidades como este luzca así es muy triste. No se trata de una situación puntual, la desembocadura lleva años siendo un vertedero», denuncia Raquel Pomares. Vecina de Parque Litoral suele pasear con sus dos hijos por los senderos, aunque para ello debe tomar precauciones extremas. «Hay cristales, hierros, sanitarios rotos. Un auténtico peligro que deja en evidencia la falta de conciencia ambiental», lamenta.
En la misma línea expresa su denuncia, David Martínez, pescador deportivo y vecino de Sacaba. Critica que la práctica totalidad del paraje hace tiempo que dejó de representar un paraíso para los peces y las aves: «No hay más que darse una vuelta para encontrarse especies muertas y las que quedan son maltratadas por los salvajes que se cuelan aquí». Este joven señala que ha llegado a recibir amenazas del núcleo chabolista localizado junto a la desembocadura, en los antiguos terrenos de Butano, por increpar a los vándalos y llamar a la Guardia Civil para denunciar estos hechos. «Hacen fuego, arrojan los restos de las barbacoas y hasta los muebles al río. Si a eso se une que las aguas pluviales llevan estancadas varios meses no es de extrañar el mal olor de la zona», comenta.
Sobre el tufo, las plagas de insectos y la nata que cubre el canal pluvial se pronunció el director de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Málaga, Luis Medina. «A nivel municipal no tenemos competencia para depurar las aguas pluviales y desaguar el tramo. Se ha pedido permiso a la Junta para hacerlo cada 15 días», aseguró. Y es que el agua turbia de la desembocadura es el resultado de los vertidos sanitarios procedentes de los polígonos industriales.
Asimismo, Medina reconoció la dificultad de controlar los vertidos de escombros junto a la desembocadura y en las afueras del núcleo chabolista de Sacaba. «Varias familias llevan años afincadas en un solar privado cercano y es un tema delicado que requiere una actuación conjunta. En cualquier caso, la zona se adecenta cada semana por los servicios municipales de limpieza», recalcó. Por su parte, los vecinos y usuarios exigen vigilancia policial tanto en el paraje como en la entrada al mismo que ponga freno a las atrocidades que están destrozando un entorno natural privilegiado. Además, piden sanciones ejemplarizantes.
Desde la delegación provincial de Medio Ambiente apuntan que la Junta sigue estudiando la posibilidad de construir un conducto bajo tierra que traslade la suciedad mar adentro donde podría dispersarse con más facilidad, evitando así el estancamiento de aguas pluviales. El problema, como otros tantos proyectos es encontrar financiación para acometer la actuación.
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