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DE TODO. Desde bolsos a joyas, pasando por cuadros o zapatos. Se vende todo lo que se ve. / JOSELE-LANZA
Ideas para ricos con ganas de gastar sin mirar ni la etiqueta
VIVIR VERANO. SOCIEDAD

Ideas para ricos con ganas de gastar sin mirar ni la etiqueta

Varias firmas de lujo se unen en un mercadillo para millonarios que vende desde cuadros del siglo XVII a alfombras de seda, pasando por joyas al peso o lencería 'chic'

CRISTINA GONZÁLEZ

Jueves, 31 de julio 2008, 14:41

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Será coincidencia o no. Cuesta creer que lo sea. Pero lo cierto es que la bienvenida a la Primera Muestra de Firmas de Lujo no la da ni una azafata engominada hasta las cejas ni un goteo de flechas que marean a los visitantes de arriba a abajo por el recinto. Las pistas de que allí se cuece algo de nivel las dan un grupo de señoras árabes, de estilismos impecables y bañadas en pachulí, que aguardan impasibles que el autobús las lleve a la siguiente parada.

La hoja de ruta la marca la boda de una joven de Arabia Saudí, que arrastra a más de un millar de invitados en unos fastos que se prolongarán varios días, y que tienen copado el hotel Villa Padierna de Benahavís, a un tiro de piedra de Marbella, el mismo donde hasta el próximo domingo se celebra una especie de mercadillo para millonarios donde, en una primera ojeada, parece que se venden hasta los focos halógenos del techo.

Jeques árabes

La ocasión, no hay que ser muy listos, la pintan calva. Decenas de jeques árabes sin problemas de liquidez que dos plantas más abajo del 'hall' pueden hacerse con un collar de diamantes de Bulgari o unos pendientes de Carrera y Carrera casi sin salir del hotel, con sólo pulsar el botón del ascensor. Aunque para la organización, esta causa-efecto puede ser fruto de la imaginación o quizá de la sobredosis de copas de champán. «Es una coincidencia total. Tenemos la intención de seguir organizándolo», explica Rosana Voskertchian, organizadora. (No seré yo, a estas alturas, quien lo ponga en duda).

Cuenta que la idea de reunir a lo más de lo más del mercado bajo un mismo techo es un concepto innovador probado con éxito en los Emiratos Árabes. (De eso sí que no hay dudas). Algo así como un 'shopping' de lujo donde los potenciales clientes se topan de bruces con lo más «exquisito» e «innovador». O como un personal 'shopper' a domicilio para las árabes que duermen varios pisos más arriba. (Que yo sigo con lo mío). «Se hace en la planta baja para no avasallar, para que bajen los que quieran», continúa. Y por las apariencias, que en el vestíbulo no engañan, parece que serán muchos o todos. No está mal.

Por lo pronto podrán llevarse puesto lo último en lencería o moda de baño de La Perla, la predilecta de las jóvenes árabes que no miran ni el precio ni apenas la talla. Si aprieta o baila, pasará a otras manos y vuelta a comprar. Junto a la ya mítica firma, la que abrió la veda del desembarco del lujo en Puerto Banús, Carrera y Carrera lleva a sus vitrinas piezas de alta joyería con precios que oscilan entre los 1.000 y los 60.000 euros.

Las cinco cifras son para un collar de la colección Ava, inspirado en la vida y amores de Ava Gadner durante su estancia en Madrid. Oro blanco, amarillo y diamantes son la materia prima, también en las alhajas de Vasari, de la marquesa de San Eduardo o de Bulgari, donde sobresale hasta de la vitrina un collar con 91 quilates entre zafiros coloridos y diamantes. (Hagan juego. ¿Volverá a la caja o saldrá del cuello de alguna joven saudí? Apuesto por lo segundo).

Una pared menos

Aunque puestos a gastar y a lo grande, también por las dimensiones del artículo en cuestión, el blanco perfecto es un cuadro, bodegón de aves del siglo XVII para más señas, de la casa MR Arte y Antigüedades. Multiplica por diez el precio del collar que evoca a Ava Gadner. Por 650.000 euros tendrá una pared menos que pintar para el resto de su vida, el mismo tiempo que, aseguran, le acompañará una alfombra de seda de Irán, de tamaño mediano, si desembolsa 26.000 euros.

«Están todo el rato mirando las vitrinas y lo mejor está debajo de vuestros pies», llamó la atención una joven en el rincón de la empresa Grutman. (Es lo que tiene estar a ras del suelo y ser algo profano en las alfombras más allá de la de Aladino). Aviso, ni el lienzo ni el tapiz caben en los bolsos de Escada, otra de las firmas que da la bienvenida al inversor en ciernes en la muestra de enseñas de primera fila. Estará abierta hasta el domingo. Tiempo hay para romper la hucha del cerdito...

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