Borrar
ANCIANO. Karadzic charla con una mujer no identificada. / AFP
MUNDO

Vida espiritual de un genocida

Bajo su identidad de curandero, Karadzic vendía colgantes mágicos, tenía romances y acudía a un bar

ÍÑIGO DOMÍNGUEZ

Jueves, 24 de julio 2008, 03:59

Radovan Karadzic se miraba al espejo y no veía al miserable que era, sino a un médico curandero con pinta de pope. Aunque a veces ... se ponía un 'panamá'. Debía de ser un golpe a su vanidad. Pero se iba al bar 'Casa loca' (Luda Kuca), a cien metros de su casa, y podía sentarse ante su retrato. Una foto suya preside el local junto a la de Ratko Mladic, el otro criminal de guerra más buscado. También hay imágenes de Milosevic y Tito, entre un reloj del conejito de Duracell, un icono religioso y un calendario de veteranos de guerra. Karadzic vivía en un piso de Nuevo Belgrado, feudo ultranacionalista del Partido Radical, y quizá no se disfrazaba para evitar ser detenido, sino para que no le pidieran autógrafos por la calle.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Vida espiritual de un genocida

Vida espiritual de un genocida