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Bromas de piedra
VIVIR

Bromas de piedra

Algunos canteros que reforman edificios históricos sucumben a la tentación de dejar alguna 'travesura' en las fachadas, que se convierten en reclamo turístico

TEXTO: INÉS GALLASTEGUI

Miércoles, 29 de agosto 2007, 11:13

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¿QUÉ hace un escudo del Athletic de Bilbao tallado en piedra en una de las torres de la Iglesia de Santa María de Trujillo? Ya se sabe que el club vasco es un 'histórico', pero ¿tenía forofos en época tan temprana como el siglo XVI? ¿Y qué pinta un astronauta entre los ornamentos de estilo plateresco de la Catedral Nueva de Salamanca? ¿Eran unos visionarios los canteros que lo cincelaron? Casi tanto como los artesanos que levantaron una gárgola con la figura de un fotógrafo en la Catedral de San Antolín en Palencia, que comenzó a erigirse en 1321...

En realidad, estos elementos decorativos contemporáneos no son fruto de los poderes adivinatorios de los hombres que los crearon, sino de un guiño de sus sucesores en el oficio, medio milenio después, al visitante moderno. Para algunos expertos, se trata de un ejercicio de honestidad: si hace falta reponer un adorno o una escultura que han desaparecido, ¿por qué no hacerlo con figuras que pongan fecha a la época de la reposición, en vez de intentar 'falsificar' el pasado?

Sin embargo, esa postura sigue siendo minoritaria. El catedrático de Restauración Arquitectónica de la Universidad de Granada Javier Gallego afirma que esta práctica es sólo una «curiosidad anecdótica dentro de la ortodoxia de la restauración» y una forma de «reinterpretar el edificio» objeto de intervención.

Por su parte, la arquitecta restauradora Beatriz Martín Peinado explica que introducir símbolos actuales «no es habitual». De lo contrario, apunta, todas las iglesias de España estarían llenas de astronautas. Reconoció que a ella ningún cantero le ha pedido tallar figuras fuera de las decoraciones habituales. Luis Martínez, doctor en Ciencias Geológicas y autor de 'La tierra de los pilares', un estudio sobre la piedra de 487 iglesias de la provincia de Álava, sentencia que, en general, «los canteros son bastante gamberros».

Por ejemplo, recuerda que a comienzos del siglo XX, los que trabajaban en las obras de la Catedral Nueva de Vitoria dedicaron al obispo Cadena y Eleta un diablillo con una pícola (pico de cantero) en la mano, como respuesta a su orden de traer la piedra para erigir el templo de su pueblo natal de Pitillas, en Navarra, a pesar de que había canteras mucho más cercanas. Como este, asegura Luis Martínez, hay en España, desde el Románico hasta la actualidad, miles de ejemplos del peculiar sentido del humor de estos artesanos, cinceladas en piedra «con o sin permiso del arquitecto».

Símbolos jocosos

El cantero José Muñoz Moreno, que realiza obras para el Ayuntamiento de Úbeda (Jaén) y encargos para particulares, admite que su gremio siempre ha sido proclive a cincelar símbolos jocosos o grotescos, a lo largo de siglos en los que el pueblo entendía mucho mejor el lenguaje de los símbolos que la letra escrita.

Sin embargo, cree que en la restauración o reposición de elementos debería primar, en principio, el respeto al original. «Lo del escudo del Athletic de Trujillo me parece un pastiche y una ordinariez. En cambio, lo del astronauta me resulta gracioso; pienso que puede tener un significado más profundo», especula Muñoz, que cree que el cosmonauta no deja de ser una versión actualizada de los ángeles de piedra que decoran muchas iglesias. En España, no son pocos los casos llamativos.

PERSONAJE HOMENAJEADO

Década de los veinte

Un fotógrafo en la catedral de Palencia

La Catedral de San Antolín de Palencia se levanta sobre los restos de una antigua basílica visigoda del siglo VII y del anterior templo románico mandado edificar por Sancho III de Navarra en el siglo XI, en un solar donde también se han hallado restos romanos. De época medieval, únicamente queda la cripta de San Antolín. Tal como se conoce en la actualidad, la catedral comenzó a erigirse en el año 1321, pero las obras se prolongaron casi dos siglos y no fue consagrada hasta 1516. Se trata de un templo de estilo gótico con añadidos renacentistas.

La fachada oriental de la catedral de Palencia está adornada por grandes vidrieras y pináculos, de los que surgen varias gárgolas con figuras terroríficas. En el ábside se encuentra una gárgola que representa a un fotógrafo. Se trata de una aportación personal del arquitecto que dirigió la restauración en la década de los años veinte del siglo pasado, Jerónimo Arroyo, en recuerdo de José Sanabria, un fotógrafo palentino muy popular que realizó una exhaustivo registro en imágenes del patrimonio histórico-artístico de la ciudad. La figura lleva el mandil típico de los fotógrafos de la época y su cámara es un gran armatoste.

Según cuenta la leyenda, si el visitante se coloca debajo del fotógrafo -no se especifica si para sacarle, al mismo tiempo, una imagen- y pide un deseo, éste se cumple. No obstante, desde la Oficina de Turismo de Palencia aseguran que son relativamente pocos los visitantes que se interesan por la gárgola y su curiosa historia durante su estancia en la ciudad navarra.

SÍMBOLOS DEL SIGLO XX

1992

El astronauta de Salamanca

La construcción de la Catedral Nueva de Salamanca comenzó en 1513 pegada a la vieja -que en un principio se pensó derribar y que finalmente se conservó- y finalizó en 1733. Es de estilo gótico tardío. Tras el devastador terremoto de Lisboa de 1755 sufrió importantes daños, especialmente en una de sus torres.

El exterior, de estilo plateresco, está profusamente decorado con motivos vegetales, escudos y relieves con representaciones de la vida de Cristo, entre otras. En la reconstrucción de la Puerta de Ramos o de la Borriquilla, en 1992, el cantero Miguel Romero y los arquitectos restauradores optaron por mantener la estética decorativa original, pero introdujeron elementos contemporáneos, como el famoso astronauta, el diablillo (o mono) comiendo un helado de dos sabores, el lince ibérico y la cigüeña.

En esta misma ciudad, es muy famosa la ranita esculpida sobre una calavera en la fachada plateresca de la Universidad. La diferencia es que el anfibio no es fruto de una restauración o reconstrucción, sino que pertenece a la decoración original del siglo XVI. Eso no impide que los turistas la busquen con ahínco para llevársela de recuerdo en sus fotografías. También los estudiantes de esta Universidad, ya que la leyenda asegura que quien la ve, aprueba el curso y se casa y, si ya está casado, ve cumplido el deseo que pida.

La ranita y el astronauta son, sin duda, los elementos más fotografiados por los turistas que visitan Salamanca en cualquier época del año: se trata de dos recuerdos que casi todos los viajeros -nacionales y foráneos- se llevan en sus cámaras o en forma de postal, tal como confirman en la Oficina Municipal de Turismo.

GOL DE LOS 'LEONES'

1972

El escudo del Athletic en Trujillo

Esta broma de un cantero es una de las que más polémica levantó en su día. Se trata de un escudo del Athletic de Bilbao tallado en la Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo (Cáceres).

El edificio originalmente tardorrománico del siglo XIII fue reconstruido en el siglo XVI con estilo gótico. La Torre Julia del templo sufrió daños en el llamado Terremoto de Lisboa de 1755 y durante su reconstrucción, en 1972, el cantero Antonio Serván se tomó la licencia de tallar el escudo de su club de fútbol favorito en uno de sus capiteles. El hecho desató la polémica en el Ministerio de Cultura, e incluso las autoridades plantearon la posibilidad de eliminar el escudo en esta parte del edificio.

Al parecer, tanto el director técnico de la obra como el arquitecto -que por cierto era seguidor del club bilbaíno- habían dado su visto bueno a esta iniciativa. La única condición que le pusieron al cantero era que no repitiese los motivos heráldicos de los 52 capiteles de la torre, como era tradición en el Románico. El director técnico de la obra, Germán Petisco, se defendió de las críticas. «La colocación de este escudo no es una barbaridad; es una forma de ponerle fecha a la rehabilitación de esta torre. Y si eso ha servido para que la gente conozca la historia de la torre, mucho mejor», declaró a los periodistas.

A juzgar por la cantidad de turistas que quieren ver el escudo, la 'travesura' del cantero resultó un éxito. Y no son los vizcaínos los únicos que se interesan por su ubicación: muchos seguidores de otros equipos se lamentan de que el cantero no fuera de los suyos.

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