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Obey, con el arnés, comienza a pintar su mural en el Soho. : Ñito Salas
CULTURA

Obey: «Esto será parte de la Historia»

El artista, autor del cartel electoral de Obama, comienza a pintar su gigantesco mural 'Paz y libertad' en el Soho

IVÁN GELIBTEREn Twitter: @IvanGelibter

Lunes, 18 de noviembre 2013, 10:14

André el Gigante, ese histórico 'luchador' que salía en la televisión a finales de los ochenta, no era tan alto como el edificio situado en la parte posterior del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC), pero seguramente el artista Shepard Fairey -Obey-, pensó en él cuando comenzaba ayer por la mañana a realizar el mural más grande de toda su carrera, con una longitud de cuarenta metros. El ejemplo de André no es algo extra, ya que los retratos que el norteamericano realizó sobre el rostro de aquel enorme actor, fue lo que le condujo a la fama hace algunos años.

El arte urbano es hoy ya una realidad, un concepto que en los últimos tiempos ha sido capaz de dignificarse, saltando de la ilegalidad de las calles a las galerías de arte. «Me encanta la arquitectura de Málaga», contaba ayer Obey, «porque es evidente que está llena de historia. Esta trata de lo antiguo, pero lo que estamos haciendo hoy aquí, también será parte de la Historia». Para explicarlo, el artista recurre a la historicidad del arte. «Murales como el que estoy pintando se parecen en muchos sentidos a los que ya hacían hace 500 años, ya que es una manera distinta de expresar lo mismo: hacer del mundo que nos rodea algo más bonito».

'Hope' era el título del cartel electoral de Obama que el propio Fairey diseñó para la campaña de 2008. Traducido como 'esperanza', fue la confirmación de que el sentido más social en sus creaciones iba implícito en cada una de ellas. «'Paz y libertad' es el título de esta obra, porque tenía especial interés en aclarar que estos dos conceptos son el único futuro del mundo», explicaba el muralista. «Algunos piensan que para que exista una de las dos cosas, la otra no tiene cabida. Esta intervención defiende precisamente lo contrario, que no puede ser paz sin libertad, ni viceversa, y más en los tiempos en los que vivimos, en el que las desigualdades sociales son algo evidente». Una de las cosas que más le llamaba la atención al norteamericano era la confluencia de artistas en el proyecto MAUS, encargado de transformar el entorno del Soho mediante el arte urbano. «Es increíble ver y formar parte de algo que incluye, tanto figuras de primer nivel internacional como a protagonistas locales». Y es que, además del propio Obey, en la otra gran pared del edificio colindante con el colegio García Lorca, otra gran estrella del arte urbano, el británico D*Face, también empezará esta semana su intervención, convirtiendo la desembocadura del Guadalmedina en un díptico histórico, no solo para la ciudad, sino para el 'urban art' internacional. Además de que ambos, cuando finalicen, habrán elaborado el mural más grande de sus respectivas carreras, es la primera vez que coinciden dos de los cinco mejores especialistas de esta rama en una intervención conjunta.

«Mejor en la calle»

Uno de los atractivos del mural, así como del proyecto MAUS en general, según Obey, es que la gente no tiene que ir a un museo para ver arte. «Es mejor en la calle», aseguró, «porque hay personas que piensan que no saben de esto, y se siente raros entrando a una galería, o directamente ni van. Esto es, en definitiva, una vía de escape, una alternativa a la propia publicidad que nos rodea, e incluso a la propaganda en campañas electorales». Pese a ello, el artista considera que, «probablemente», los que miren la obra no pensarán en estas connotaciones tan específicas, y solo se dejarán llevar por lo que ven. «El arte inspira a los ciudadanos», sentenció con una sonrisa.

Independientemente de la parte artística y del hito que suponen las intervenciones en la vía pública de estos próximos días -Shepard Fairey estará hasta el 21 en la ciudad-, el director del proyecto, Fer Francés, asegura que uno de los factores que más influyeron a la hora de convencer al norteamericano para trabajar en Málaga fue el hecho que se tratara de algo público. Obey, que confirmó esto último, añadió un matiz más: «Se supone que los gobiernos, de la índole que sean, tienen que actuar reflejando lo que la gente quiere, y es obvio que en este caso es así como se ha hecho».

Málaga siempre ha sido un lienzo para las distintas culturas que la han habitado. Desde el teatro romano a la catedral más todo lo que significa Picasso. Ahora es el siglo XXI el que ha dejado su huella en esta ciudad milenaria que nunca deja de cambiar.

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