Rumores

Este fin de semana se ha desatado una tormenta en las redes sociales a costa del futuro del Hospital Santo Tomás. ¿En qué consistía el ... revuelo? Había quien sospechaba que el edificio estaría en estado ruinoso, se dejaría caer definitivamente y luego se vendería el solar con el consiguiente beneficio económico para el obispado de Málaga. ¿En qué se basaba tal deducción? En el silencio de la Diócesis. Es decir, alguien habría preguntado en el Obispado sobre el futuro del edificio, éste no habría recibido respuesta y consecuentemente deducía que se ocultaba algo. ¿Qué se ocultaba? Según el rumor, oscuros intereses urbanísticos y económicos. ¿Era verdad? No. ¿Siempre que se calla es porque se oculta algo? No. ¿Siempre que se pregunta hay que responder? No. ¿Siempre quién calla otorga? No. Primero nadie tiene por qué marcar la agenda de un proceso complejo de rehabilitación y reflexión sobre el uso de un edificio tan emblemático para Málaga. Segundo, el silencio puede obedecer a razones complejas y no a que algo se oculte. Tercero, quien calla no siempre otorga porque puede ser que falte la respuesta adecuada en ese momento. Lástima que cuando las respuestas se hacen esperar hay quien despliega la continua sombra de sospecha sobre la institución milenaria. Esto ocurre con este tema. Y con la vida de miles de personas a las que les atrapa un rumor. Hay rumores que se vierten fruto de una determinada lógica y no necesariamente responden a la verdad. Llegados a este punto y antes de consumir las palabras de esta columna conviene aclarar qué va a ocurrir con el antiguo Hospital. Se ha estudiado el edificio, se ha intervenido en él para evitar su progresivo deterioro y se ha pensado sobre su uso que dependerá mucho de la normativa de Urbanismo y de Patrimonio de la Junta. Se ha considerado mejor integrarlo en el Plan Director de la Catedral. Se ha pensado que albergue un archivo, que incluiría los archivos históricos de la Catedral, de la Diócesis y del Hospital. Y se ha pensado que podría albergar el museo catedralicio. Amén.