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Beatriz Mira y Álvaro Fuster se casan el próximo sábado en la Hacienda Nadales. :: Gtresonline
El flechazo de Bea Mira con Álvaro Fuster
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El flechazo de Bea Mira con Álvaro Fuster

Aparcó su carrera como osteópata para trabajar en el mundo de la moda, donde aspira a diseñar su propia línea de bikinis. Así es la malagueña de 31 años que ha conquistado el corazón de uno de los mejores amigos del Príncipe Felipe

ESTER REQUENA

Jueves, 22 de marzo 2012, 12:35

El nombre de Álvaro Fuster se tachará de la lista de solteros de oro españoles este sábado. Y lo hará con el Príncipe como testigo de excepción en la malagueña Hacienda Nadales. Al íntimo amigo de don Felipe le ha costado lo suyo decidirse y a sus 45 años será el último del exclusivo grupo que rodea al heredero en dar el 'sí, quiero'. La culpable: Beatriz Mira, una guapa malagueña de 31 años conocida en el papel couche como la exnovia de Carlos Baute. Una etiqueta que a sus amigos le chirría y de la que rehuyen. En la ciudad, en especial desde el Limonar hasta el Candado, ella simplemente es Bea, la hija de Kika y la única chica de los cinco hermanos de la familia Mira Hafner. Una joven muy discreta de familia acomodada a la que no le gusta verse en el 'candelabro' más allá de su profesión como directora de comunicación de la diseñadora Alma Aguilar.

Al estudio de la modista madrileña llegó casi por casualidad... o más bien por insistencia en 2009. No tenía ni una pizca de experiencia en el mundo del periodismo y las relaciones públicas, pero esta amante de las gafas de sol (se las compra de todo tipo), los gorros y los sombreros se enteró de que su ahora jefa buscaba una persona para su puesto e hizo todo lo posible por granjearse una oportunidad. El mundo de la moda lo llevaba en los genes. Su madre, Margarita (Kika para los amigos), se encuentra al frente de La Galería, una coqueta tienda de decoración, ropa y complementos junto al Palacio de Miramar, a pocos metros de La Malagueta. Y su tía Luisa está especializada en la decoración floral para eventos y bodas de todo tipo, incluidas las de la Milla de Oro. De hecho, ella firmó parte del interiorismo del lujoso hotel Villa Padierna cuando Michelle Obama pasó sus vacaciones en Marbella.

Con este panorama no era difícil encontrarse a Beatriz hojeando las revistas con las últimas tendencias mientras estudiaba en el Colegio San Estanislao de Kostka. Por aquel entonces no pasaba desapercibida con sus clarísimos ojos azules, larga melena rubia y tipo con medidas de modelo. Sin contar su cuidados estilismos. Ayudaba a su madre con los pedidos de ropa y accesorios de la tienda mientras comenzaba a salir de marcha con sus amigas por Pedregalejo y el Centro. Sin embargo, no veía su futuro en la moda y tras terminar COU puso rumbo a Madrid para estudiar osteopatía. Eso sí, no perdía puntada de lo que se cocía en las pasarelas, aunque ella sigue a pies juntillas la filosofía de 'menos es más' en el vestuario. Ya por aquel entonces tenía claro que le pirraban los exclusivos bolsos de Prada.

En una noche de marcha en una glamurosa discoteca su vida giró 180 grados. Conoció a Carlos Baute, con el que estuvo nueve años. De su mano se hizo habitual en los photocall y en las fiestas cool madrileñas que alternaba con sus habituales escapadas a Málaga para airearse junto al mar. En muchas ocasiones divisándolo desde alguna de las terrazas del Real Club Mediterráneo, cuyo restaurante gestiona un amigo personal de los Hafner. Beatriz no concibe pasar mucho tiempo sin ver a su familia. Su madre casi adoptó al cantante venezolano pues lo veía como un hijo más. ¡Hasta participó en un viaje de todos los Mira Hafner a las Bahamas y Miami! Todo en una época en la que los insistentes rumores sobre una posible boda aparecían cada semana en las revistas del corazón. En especial tras incluir el artista en uno de sus discos la canción 'Me quiero casar contigo'. Pero Beatriz nunca soltó prenda, al igual que sus discretísimos amigos del colegio que son sus más fieles escuderos en Málaga y a los que ha sido misión imposible en todos estos años sonsacarles algún detalle de su vida.

El colgante del éxito

Todavía siendo la 'novia de', la joven aparcó la osteopatía y optó por seguir los pasos de su madre. Puso una tienda en el exclusivo barrio de Salamanca que al final tuvo que cerrar por la crisis. Recaló entonces en Alma Aguilar, pero su vena emprendedora no se paró ni cuando por sorpresa se anunció la separación de Baute en 2010.

Entonces se refugió en su familia, sus amigos y sus diseños, ya que una de sus ilusiones pasa por crear su propia marca de bikinis, a la que por el momento denomina Pink Sand. En las playas malagueñas y marbellíes ya lucen unos modelitos que ella misma hace a medida, entre los que no faltan algunos especiales para practicar el 'wake', la nueva versión del esquí acuático a la que se ha enganchado junto a su prometido... aunque ahora en invierno les tire más el esquí alpino.

Su creación más exitosa, por el momento, es el colgante-amuleto Wishbone Jewel (el hueso de los deseos), un hilo rojo del que cuelga un hueso de la suerte (imitando a los de pollo) que incluso ha lucido Jennifer Aniston, sin olvidar 'celebrities' patrias como Amelia Bono o su íntima amiga la bloguera de moda María León. No hay foto en que ella misma no lo luzca, ya sea en pulseras o colgantes que vende en tiendas y en internet por unos 15 euros. Y su suerte no puede ser mejor. Le ha llegado su media naranja a través de una historia digna de película que tendrá el sábado su final feliz. El flechazo surgió en una fiesta organizada en Madrid por la profesional de la moda Fiona Ferrer el pasado mes de mayo. Desde entonces no se han separado y apenas unas semanas después Álvaro le presentó a Felipe y Letizia. Su primera aparición pública como novios fue durante la boda de Jorge Benguría y Carla Goyanes en Marbella en julio del año pasado. Y como de una boda sale otra boda, en septiembre Álvaro le colocaba en Palma de Mallorca un anillo de brillantes en su dedo anular. Esta vez el soltero de oro lo ha tenido muy claro.

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