Espacios donde se juega sucio

Desde el pasado mes de marzo, los vecinos de Ciudad Jardín pueden disfrutar de las numerosas ventajas que les proporciona el Parque de la Alegría. Ventajas como el tener un largo bulevar por el que caminar tranquilamente, un circuito destinado al footing, y otro para las bicicletas, e incluso una zona de juegos para los más pequeños. Situado en el entorno del arroyo del Sastre, y con más de 18.600 metros cuadrados de superficie, este espacio ha mejorado de manera notable la calidad de vida de los residentes del barrio malagueño.

Sin embargo, en otras zonas de recreo la estampa es bien distinta, tanto, que en muchos de ellos la limpieza brilla por su ausencia. Se trata de los pequeños parques de barrio, a los que cada día acuden niños a jugar, pero cuyas condiciones son cada vez peor. Columpios en mal estado, césped otrora verde, restos de basura o papeleras rotas, suele ser la imagen que presentan algunos de los pequeños espacios de la ciudad.

«El castillo de juegos está totalmente astillado y los columpios crujen cuando los niños lo usan», afirma Juan Carlos Valdivia, secretario de la Asociación de Vecinos de Ciudad Jardín (AVECIJA), sobre el parque infantil situado en la calle de Emilio Díaz. «El piso del parque es albero duro, con lo que cada vez que los niños se caen, se hacen daño», explica Valdivia, que también lamenta la falta de cartelería para prohibir que los dueños de los perros lleven a sus mascotas a defecar al parque. Y es que ésta es una tónica muy habitual en los parques, pues algunos dueños deciden no recoger los excrementos expulsados por sus perros, algo, que si ya de por sí es insalubre, adquiere más trascendencia al tratarse de un espacio con césped donde los niños se tumban y juegan. Césped que muchas veces está totalmente descuidado y con numerosas «calvas». Aunque, sin duda, lo que más preocupa a los padres es el hecho de que este parque, a pesar de estar situado junto a una vía donde continuamente pasan coches, no tiene ninguna barrera física que impida la salida del mismo por parte de los niños.

Abandono total

En una situación similar está el parque situado detrás del centro comercial Vialia-Estación María Zambrano, en la calle Ferrocarril, debajo del Puente Juan Pablo II. Éste, al menos, sí esta totalmente vallado, pero la imagen que presenta es aún más desoladora. Trozos de madera por el suelo, papeleras rotas y un césped seco y amarillento conforman un panorama impropio para un lugar frecuentado por niños.

Otro aspecto que se suele repetir en muchos parques es la situación de las fuentes, y es que cuando éstas no están secas, el agua que tienen está sucia, como ocurre en el parque de Playa Virginia, donde los vecinos se quejan del mal olor que emite el agua de la fuente.

En definitiva, el problema de la suciedad y del mal estado de algunos parques no es un caso aislado, pero para ponerle fin a esta situación no basta con exigir que los limpien más a menudo, que también, sino tomar conciencia y hacer caso a ese refrán que dice: «no es mas limpio el que mas limpia sino el que menos ensucia».