Concepción Loring, la malagueña que hizo historia en el Parlamento
Víctor Heredia
Jueves, 22 de agosto 2024, 00:08
Aunque las primeras diputadas elegidas democráticamente fueron la malagueña Victoria Kent y las madrileñas Clara Campoamor y Margarita Nelken en 1931, cuatro años antes un ... grupo de mujeres ya había sido designado por Primo de Rivera para formar parte de la Asamblea Nacional, órgano consultivo creado en un frustrado intento de legitimar políticamente su Dictadura. Curiosamente fue durante los años de la Dictadura cuando se empezaron a hacer presentes las mujeres en las instituciones, primero como concejalas en los ayuntamientos (recordemos el caso de Teresa Azpiazu en Málaga) y después como asambleístas.
En ese grupo de mujeres –con algunos nombres tan conocidos como María de Maeztu– había dos malagueñas: Concepción Loring Heredia, marquesa de la Rambla, y Trinidad von Scholtz, duquesa de Parcent. Las dos pertenecieron a la Asamblea entre 1927 y principios de 1930 y sus nombres están incluidos en los listados históricos de miembros del Congreso.
Concepción Loring Heredia fue la primera mujer que tomó la palabra en el edificio del Parlamento, el 23 de noviembre de 1927, para interpelar al ministro de Instrucción Pública sobre la enseñanza de religión en los institutos públicos. Sin duda, su madre, Amalia Heredia, habría estado muy orgullosa del papel político de su hija pequeña. Eva Ramos nos cuenta que en una sesión del Congreso celebrada en junio de 1889 la marquesa de Casa Loring estuvo en las tribunas como público. Quién le habría dicho aquel día que casi cuarenta años después una de sus hijas estaría hablando en el mismo lugar desde uno de los escaños.
María de la Concepción y su melliza María Dolores fueron los últimos vástagos de los nueve descendientes que hubo del matrimonio entre Amalia Heredia Livermore y Jorge Loring Oyarzábal. Nacieron el 4 de marzo de 1868, pero Dolores falleció poco después. Concepción se casó con Bernardo Orozco y Moreno, marqués de la Rambla y grande de España, en una boda celebrada en la capilla de la hacienda de La Concepción el 24 de septiembre de 1893, oficiada por el obispo de la diócesis, Marcelo Spínola.

El matrimonio se instaló en Úbeda, ciudad del marido, con el que tuvo dos hijos, Bernardo y Amalia. La marquesa de la Rambla quedó viuda en 1907 y se convirtió, como indica Enrique Benítez, en una de las protagonistas de la vida social ubetense, impulsando todo tipo de iniciativas benéficas y filantrópicas, como el comité local de la Cruz Roja. De profundas convicciones religiosas, fue una de las personalidades más destacadas de la Acción Católica de la Mujer, organización de inspiración católica que se presentaba como alternativa frente al 'feminismo exótico' y que desarrolló una notable actividad durante la década de 1920.
El papel de la marquesa de la Rambla en el asociacionismo católico y su cercanía al monarca Alfonso XIII, al que recibió en varias ocasiones en su palacio renacentista de Úbeda, fueron méritos suficientes para que fuera incluida entre las asambleístas de 1927, las primeras mujeres en ocupar asiento en la parte baja del hemiciclo en la historia parlamentaria española.
Las ambiciones políticas de Amalia Heredia
Amalia, una de las hijas de Manuel Agustín Heredia, tuvo una singular personalidad. Aficionada a la arqueología y a la botánica, su verdadera pasión era la política. De hecho, el matrimonio Loring se trasladó a Madrid a partir de 1874 para apoyar activamente la causa alfonsina y la consolidación del sistema de la Restauración. En sus residencias de la capital y de Málaga, y muy especialmente en la finca de La Concepción, tuvo tertulias políticas en las que participaban miembros del partido conservador como Cánovas del Castillo, Romero Robledo y el que acabaría siendo su yerno, Francisco Silvela, que fue más tarde presidente del gobierno. Silvela se había casado en 1875 con Amalia Loring, hermana de Concepción. Aunque varios varones Heredia Livermore y Loring Heredia fueron diputados por distintos periodos de tiempo, las aspiraciones políticas de la familia estaban depositadas en otro hermano de Concepción, Manuel Loring Heredia, cuyo nombre sonaba para ocupar la alcaldía de Málaga cuando fue muerto a tiros por el periodista Francisco de Asís García Peláez el 7 de junio de 1891.
Concepción Loring comenzó su intervención con estas palabras, que muestran que era plenamente consciente del histórico momento que estaba protagonizando y que quedaron recogidas en el Diario de Sesiones: «Quiero que mis primeras frases sean de agradecimiento al Gobierno de S. M. y a toda la Asamblea. Sintiendo después la necesidad de encontrar disculpa por lo que pudiese parecer osadía (y es obligación precisa) al ser la primera mujer que hace uso de la palabra desde este sitio, y siendo tan notoria la superior competencia de mis compañeras».
Loring requería en su intervención que la asignatura de Religión fuera obligatoria en la reforma del plan de estudios del Bachillerato que había planteado el ministro de Instrucción Pública Eduardo Callejo. Éste respondió de manera cortés y evasiva a la interpelación de la malagueña, pero tuvo que afrontar una dura oposición desde los propios institutos oficiales y desde el alumnado a sus reformas educativas. Años después, los estudiantes del Instituto de Málaga se manifestaron por la calle Larios simulando el entierro del ya por entonces exministro Callejo.
La Asamblea fue disuelta en febrero de 1930, pero la actuación en la misma de la marquesa de la Rambla no quedó totalmente olvidada. En el salón de plenos del Ayuntamiento de Úbeda cuelga un cuadro con su retrato, obra del pintor catalán José Nogué. Esta malagueña para la Historia falleció en Madrid el 20 de junio de 1935, en su domicilio de la calle Hermanos Bécquer. Concepción Loring fue, tomando las palabras de la investigadora Paloma Díaz, protagonista de un momento histórico para el Parlamento y para la intervención de las mujeres en la política en España.
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