El reto de la temporada media
La Costa del Sol no puede resignarse a quedarse vacía en invierno
Javier Recio
Miércoles, 23 de septiembre 2015, 12:36
Ahora que todo va bien es cuando hay que intentar que vaya mejor. La Costa del Sol ha cerrado un verano magnífico, de récord en ... todos los parámetros, pero eso no puede esconder que la estacionalidad ya está ahí, a la vuelta de la esquina. Y eso que la temporada alta este año se ha ampliado desde junio hasta prácticamente octubre. Es mucho lo conseguido, pero sigue siendo insuficiente. Hay que evitar como sea el bajonazo que padece la Costa durante seis meses, donde sigue siendo habitual que cierren casi medio centenar de hoteles. Un negocio que proporciona el 12% del PIB de la provincia hay que potenciarlo como sea, teniendo claro qué es lo que se quiere, pues no se puede optar a tener las camas ocupadas como en verano. Pero hay margen. En primer lugar la Costa del Sol tiene que apostar por ser algo más que sol y playa. Debe potenciar el segmento del ocio y ahí el comercio desempeña un papel fundamental. Que zonas como Torremolinos tengan prácticamente la misma oferta, o menos, que hace décadas es un handicap importante. La Costa tiene que descubrir y potenciar a los chiringuitos como restaurantes de invierno. Pocos lugares en el mundo brindan en esta estación del año jornadas de luz y buen tiempo a pie de playa como el litoral malagueño. Pero para eso hay que mantener limpias y en buenas condiciones las playas, no dejarlas al capricho del poniente o del levante del día. Las administraciones también deben replantearse su política de organización de eventos festivos. Quizás sea mejor que dediquen más esfuerzo a organizar un buen concierto en otoño o en invierno que en verano, donde la oferta ya está muy saturada por la iniciativa privada. Un concierto u otro tipo de acto festivo. Los municipios costeros deben mirarse en el espejo de Málaga, cuyos datos turísticos en invierno son espectaculares. La Costa no puede dar por perdido ese periodo e incluso puede apoyarse en la gran oferta cultural de la capital para ganar adeptos en invierno. ¿Por qué renunciar al cada vez más habitual turismo de fin de semana? Los empresarios también tienen que hacer un esfuerzo. Deben moderar los precios, sin tirarlos, pero no pueden ser prácticamente los mismos que en julio. Los hoteles tienen que mejorar la calidad de la comida, para que la gente no se pregunte si es aceptable o pasable su comedor, sino conseguir que sea un atractivo más para decidirse por uno u otro hotel. Se nota mucho las cadenas que apuestan por esto (El Fuerte es un buen ejemplo). Todos tenemos que remar en esta dirección. Es cierto que los empresarios del sector tienen fama de ser muy llorones. Pero son nuestros llorones. Y hay que echarles una mano. Hay que luchar para convertir la temporada baja en temporada media durante esos seis meses. Ese es el gran reto. Hay mucho en juego. Miles de empleos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.