LOS DOSCIENTOS DE SAN BERNABÉ

El cura les puso un reto o quizás habría que decir que una condición: San Bernabé saldría en procesión aquel once de junio de 1981 si, al menos, se contaba con una concurrencia de doscientas personas. Como alguien hizo notar, lo mismo aparecían doscientas una y entonces qué. Los fundadores de la Hermandad de Romeros de San Bernabé -doce más el cura que hacía el número trece- llevaban meses reuniéndose en el Bar Bartolo y allí se fraguó la nueva hermandad de Romeros de San Bernabé. Según contó en su pregón don Francisco Echamendi, en horario nocturno, el apóstol había procesionado en 1942. Posiblemente la única vez que había ocurrido. En esos primeros años de la década, cuando era alcalde Enrique Belón, parece que se encargó una imagen para ser procesionada: con objeto de obtener fondos se realizó una función teatral sin consentimiento del cura, que la declaró «no santa» y no quiso recibir a San Bernabé en la iglesia. La imagen permaneció tras una cortina en el salón de plenos y circuló la anécdota de declarar aprobados los asuntos con «la aquiescencia del camarada Bernabé». Aquel párroco era don Bartolomé Palleras. Por supuesto que el número de doscientas personas representó solamente una pequeña parte en comparación con las miles que acompañaron al santo Patrón por las calles de su ciudad en aquella salida tras la celebración de la misa de ocho de la tarde que ofició el párroco Echamendi. Lo primero que tuvieron que hacer fue buscar un trono pero, como no sería la primera ni la última vez, allí estaba la hermandad de la Virgen del Carmen que cedió el suyo. Nada hacía sospechar que, pasado el tiempo, la advocación del Carmen pasaría también a ser patrona de Marbella. Al año siguiente ya contaron con un trono que se construyó en Sevilla. Durante los primeros años, aunque la sede canónica era la iglesia de Santa María de la Encarnación, no contaban con casa de hermandad y se reunían en la residencia parroquial de ancianos. Fue en septiembre de 1987 cuando se inauguró la casa de hermandad, en Miraflores; recibiendo el lugar, por acuerdo del Ayuntamiento, el nombre de Rincón de San Bernabé. En aquel momento la hermandad estaba constituida por ciento sesenta y dos hermanos. Cada romero aportó veinticinco mil pesetas a fondo perdido para el acondicionamiento de la casa. Desde el comienzo no quisieron limitarse al culto y fomento del patrón, sino también a la cultura, gracias al impulso de Francisco Cantos Moyano quien comenzó un archivo histórico en la casa de hermandad y la publicación de la revista 'Romero'. El primer hermano mayor fue Diego Parra y tras él ocuparon el cargo Maximiliano Sánchez-Biedma, Francisco Gamito, Salvador de la Peña, Antonio Rivas, Francisco Rodríguez, José María Pérez y actualmente Francisco Claros. Importante para la hermandad fue el momento de cesión de un terreno en Nagüeles, levantándose la ermita del santo Patrón y donde permanece la imagen primitiva de San Bernabé. La talla que durante todo el año se encuentra en el Alta Mayor de la Encarnación y procesiona, es obra de los primeros ochenta, del imaginero sevillano (de Morón de la Frontera) Ricardo Rivera Martínez, el mismo escultor que realizó la imagen del Yacente que procesiona el Viernes Santo. Un autor que también fue, en su momento, cantante de orquesta. El 'nuevo' San Bernabé procesionó por primera vez en 1983. Los dos primeros pregoneros fueron Francisco Cantos Moyano y Ana María Mata, que son además los autores de la letra del himno de San Bernabé al que puso música Rafael Fuentes. Solamente dos mujeres más (Ángela Rivera y Bárbara de Cárcer) han pregonado al Santo Patrón. El once de junio, tras la misa de las once, en el día grande de la feria, el Señor Bernabé, acompañado por muchas más de doscientas personas, recorrerá las calles con la «aquiescencia» de la meteorología.