El pequeño Nicolás y el esperpento
Lalia González
Lunes, 24 de noviembre 2014, 12:53
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Lalia González
Lunes, 24 de noviembre 2014, 12:53
Hacía tiempo que no lo pasaba tan bien como con la historia del 'Pequeño Nicolás'. Este país que nos da tantos disgustos alcanza unos niveles de esperpento que necesitaría un Valle Inclán para contarlos. Los espejos del callejón del Gato se han hecho realidad inversa y nos muestran como somos: la deformación están en este lado del azogue. No sé si da más risa o más miedo.
La historia plantea una radical y fundada duda sobre su veracidad, pero cuestiona la credulidad de los ciudadanos que, acostumbrados ya a que pase cualquier cosa, a que torres más altas hayan caído, pueden dar crédito a lo que sea. Incluso a que el anterior Rey le mande un 'guasap' al niño firmado 'JC' o a que éste pasee por Madrid en el coche de la supervicepresidenta Soraya... Hasta ha llegado al corazón de 'Kontrol', el despacho de Félix Sanz, director del CNI, dice el joven artista, que al final desliza ser un 'charli', o sea un colaborador del Centro Nacional de Inteligencia, un agente secreto, un 007 de 20 años con ojos desencajados, papada y sonrisa aviesa.
Los conspiranoicos están desatados, por si algo les faltara. Hay versiones de todo tipo, desde quienes quieren verlo como un 'show' populista a quienes lo quieren convertir en mercancía partidaria.
Yo ensayo una explicación, un poco por seguir el tema del día: para mí que en el fondo están unos usos de hacer política y un discurrir de la vida pública que propicia casos estrambóticos, de los que éste es su máximo exponente.
Muchos políticos comenzaron de jóvenes cachorros sobrados y ambiciosos, que poco a poco se fueron codeando con sus mayores y, aun sin selfies, treparon hasta el límite de sus capacidades, o de su incompetencia, como reza el Principio de Peter. Aún ahora se les ve, por aquí, sin ir más lejos.
Después, como se sabe, muchos empresarios y conseguidores se arrimaron a ellos porque en este país las cosas se hacen por amistad, por contactos, por chanchullos. Caldo fácil de cultivo de estafadores, impostores y ... políticos de carrera.
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