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La fecha fue el 29 de enero de 1978, tras la vigésima tercera jornada de la campaña 1977-78 en Segunda, con Otto Bumbel en ... el banquillo y a días del desembarco de Sebastián Viberti en el banquillo de La Rosaleda (aunque el carnet lo pusiera Jenos Kalmar). Desde entonces no era colista el Málaga en la categoría con al menos siete jornadas celebradas, con cierto desarrollo ya del campeonato. El Málaga se salvó aquella temporada –acabó decimotercero, con dos puntos de margen–, pero el precedente es válido para calibrar hasta cuánto ha podido tocar fondo el equipo actual, máxime tras las expectativas que se habían creado este verano.
La lectura es sencilla a partir de ahora: el Málaga ya sólo puede mejorar. De hecho lo hizo este sábado en el estreno de Pepe Mel al frente de la plantilla. Ejerció la iniciativa del choque casi todo el tiempo, salvo los minutos de inicio de cada periodo; mejoró defensivamente, más allá del error puntual en el córner que supuso el 0-1, y articuló una propuesta de juego para favorecer el lucimiento de su futbolista más determinante Rubén Castro. El 4-1-4-1 estaba concebido con esa premisa, con cuatro volantes creativos que le pudieran ofrecer asistencias, y el delantero canario a la postre dispuso de cinco buenas ocasiones, aunque sólo una de ellas acabó en gol legal.
Pero el 1-1 final, ante un Villarreal B sin tres hombres de peso con sus selecciones (Jorgensen, Iker Álvarez y Fer Niño), fue la peor noticia. El Málaga se ha situado colista por diferencia de goles (presenta un -7), igualado a 4 puntos con el Racing y el Leganés, y va a necesitar una reacción fulminante en las próximas jornadas para optar a los objetivos trazados antes de que la pelota empezara a rodar.
Con cuatro puntos sobre veintiuno jugados, su desfase es apreciable. Se ha quedado a siete de la sexta plaza, de los puestos de 'play-off', y a falta de los dos partidos que cierran esta noche la jornada (el aplazado Las Palmas-Granada y el Cartagena-Alavés) podría situarse también a nueve, diez u once puntos del segundo, de las plazas de ascenso directo.
Es mucho el terreno cedido, pero es recuperable aún en septiembre, con 35 jornadas por celebrarse. Por lo pronto, el equipo tiene a tiro esta vez abandonar la zona de descenso dentro de una semana, lo que puede ser el primer paso a nivel psicológico para la recuperación. El cuadro de Martiricos visitará al Racing el sábado (16.15 horas), un rival directo ahora y un equipo con serios problemas cara al gol (sólo tres dianas anotadas, y cinco partidos sin ver puerta de los siete jugados). Será un duelo a cara de perro, pero una ocasión para que las huestes de Mel muestren al fin sus credenciales.
Para que el Málaga dejara las cuatro últimas posiciones necesitaría ganar, que el Leganés no lo hiciera en Butarque ante el Albacete (domingo, a las 16.15), que el Mirandés no derrote a Las Palmas en Anduva (sábado, 16.15) y que el Ibiza pierda en Can Misses contra el Lugo. También valdría una derrota gallega, pero amplia (o que lo fuera el triunfo malaguista). En cualquier caso, hay mucho que mejorar, porque el Málaga sigue siendo el más batido de la competición (13 goles).
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