Borrar
El cirujano César Ramírez. Dani Maldonado
César Ramírez: «Tuvimos suerte, justo al terminar de operar a una mujer con cáncer de ovarios, vino el apagón»

César Ramírez: «Tuvimos suerte, justo al terminar de operar a una mujer con cáncer de ovarios, vino el apagón»

El cirujano asegura que su equipo siempre peca de exceso de celo antes de meterse «en una cirugía que pueda poner en peligro, por falta de electricidad, la vida de un paciente»

Martes, 29 de abril 2025, 19:12

El jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Quirónsalud Málaga, César Ramírez, estaba operando a una mujer con cáncer de ovarios cuando, pasadas las doce y media de la mañana de este lunes, se produjo el apagón. «Cuando acabo de operar, justo al terminar tuve la suerte de que viene el apagón. Pude completar el procedimiento quirúrgico», recuerda el cirujano.

En total, debía operar a cinco personas a lo largo de la mañana y con sesión de tarde, como hace cada semana en dos ocasiones. «Cuando ya vino el apagón y vimos lo que estaba pasando, decidimos no operar a la segunda paciente, ya que era una cirugía que necesita su preparación de anestesia y tres horas de cirugía, sobre todo por la situación de incertidumbre que había», explica el facultativo, que preside la fundación que lleva su nombre y que ha realizado más de dos mil intervenciones en África (Fundación César Ramírez Bisturí Solidario). «Siempre pecamos de exceso de celo, antes de meternos en una cirugía que pueda poner en peligro, por falta de electricidad, la vida de un paciente», subraya.

«El resto del programa quirúrgico del día, tanto el mío como el de otros compañeros, hubo que suspenderlo por completo. Quedaron 12 pacientes sin operar. El nuestro es el Servicio de Cirugía», declara. Dejaron para operar hoy martes a un paciente de apendicitis, con el fin de restringir al máximo la actividad del hospital. ¿Por qué? «Porque no se sabe cuánto va a durar esto. Hay una reserva finita de electricidad que viene determinada por unos grupos electrógenos de reserva en todos los hospitales, funcionan con combustible, con gasóleo, pero claro tú los activas, pero se tienen que ir cargando periódicamente y, al final, están preparados para aguantar una situación crítica entre 16 y 24 horas. No sabíamos lo que iba a durar. De hecho, tuvimos ayer en toda la tarde una absoluta incertidumbre. No pude comunicarme ni con mi familia. Yo me quedé en el hospital para ver cómo iba evolucionando la situación», reseña.

Pero les afectó en más aspectos. Los especialistas no están presencialmente en los hospitales 24 horas, sino que, a demanda, son avisados y acuden. «Imagínate: si estoy en mi casa y un paciente mío operado, que siempre tenemos entre 12 y 20 pacientes operados en el Servicio de Cirugía, tiene un problema y no se puede comunicar nadie conmigo porque no me pueden avisar: sería un desastre», indica. Por eso, una compañera se quedó durante toda la tarde y la noche del lunes al martes en el hospital por si algún paciente «tenía alguna necesidad y nosotros no estábamos localizados por teléfono».

A las cuatro de la mañana, multitud de mensajes despertaron a Ramírez. «Yo duermo con el teléfono encendido siempre y noté que estaba normalizado todo», precisa, para recordar que esta semana era complicada con el día de fiesta. «La actividad quirúrgica de hoy la he tenido que modificar para dar prioridad al paciente oncológico del lunes», ha recalcado.

No hubo nervios ni tensión durante la operación que realizaba, «porque coincidió a una hora en que muchas cirugías estaban terminando o a punto de terminar, y lo peor que te puede pasar es que se vaya la luz y el respirador no funcione». El anestesista hubiera debido ventilar al operado durante una hora u hora y media.

En todo el servicio, «sólo se quedó una cirugía pendiente de terminarse, Se terminó con el apoyo de la anestesista y con sistemas de luz básicos, porque yo tengo aquí en la taquilla siempre un sistema de luz frontal, que es el que me llevo a África cuando voy con la fundación mía. Y a las tres y media estaba toda la cirugía estaba cesada en base a lo que pudiera pasar el resto del día».

Además, en el hospital se usan bisturíes eléctricos, dispositivos de sonido y corte. «Un hospital como el nuestro que tiene urgencias de maternidad, de ginecología, de pediatría, una UCI que tiene pacientes siempre, obligaba a guardar la poca energía que quedaba, o que los grupos electrógenos pudieran dar, para las necesidades más extremas y devenir todo lo demás a un segundo lugar», concluye.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur César Ramírez: «Tuvimos suerte, justo al terminar de operar a una mujer con cáncer de ovarios, vino el apagón»