El hasta ahora director general de Economía del Ayuntamiento de Málaga, Rafael Sequeira, en el ala oeste de la Casona, donde se encuentra el área en el que ha trabajado más de 40 años. P. R. Q.
La Casona del Parque

Rafael Sequeira, el as de los presupuestos que dice adiós al Ayuntamiento de Málaga

Llegó jovencito en el año 82, superó junto al área de Economía la refinanciación de la deuda de los años 90 a punto de la bancarrota, y se jubila feliz con un Consistorio «solvente»

Lunes, 23 de junio 2025, 00:14

«¿De verdad que quieres escribir sobre mí? Mi vida es anodina. Lo único que he hecho es trabajar y solucionar; soy una persona normal ... y corriente», que cuenta discreto, sonriendo, el que hasta hace escasos días era el director general de Economía del Ayuntamiento de Málaga, Rafael Sequeira, el as de los presupuestos, el 'hard core' de los números municipales. En este mundo del alto funcionariado es difícil encontrar gente sencilla, y aún más cuando se tiene el background de Rafael, por eso charlar con él un rato sobre su vida, dos horas porque se ve que al final tiene mucho que contar, es un dulce paseo.

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Cuando me casé, explica, mi mujer Encarnita decía que hablaba por las noches: «¿Dónde está el expediente? El informe... que no llegamos». «¿Pero bueno con quién me he casado?», cuenta entre risas. La responsabilidad que no cesaba, ni en sueños. Al final lo reconoce, aunque le cuesta convenirlo, asiente: ha sido un workaholic como el alcalde Málaga, Paco de la Torre. No hacía off ni en vacaciones y no dudaba en llamar al área de Economía para ver cómo iba todo. «Pero ha sido voluntario», que dice para no echarle la culpa a nadie. Así, cuando el alcalde le llamaba a las once de la noche, la leyenda urbana, él estaba disponible. «A la hora que él veía que tenía que abordar un asunto, el alcalde no para. Es obvio que ha entregado su vida a la Alcaldía. Es un referente», afirma.

¿Cuánto era el presupuesto de este año 2025? «A ver, 1.250 millones y algo», que contesta. ¿Y el pico? «Soy malo para recordar números», afirma guasón cuando San Google puntualiza que son 1.256 millones. Entonces añade: «Cuando ves a todo el mundo diciendo la partida exacta, sólo te toca decir: 'Eso es'. (Sonríe). La importancia de un presupuesto no son los números exactamente, es lo que lleva dentro, lo que va a solucionar. El ciudadano pregunta: ¿Y de lo mío, qué? Lo más importante es cubrir esas expectativas de mejora, y con esto no quiero hacer política ¿eh?», que argumenta poniéndole alma a las cifras que le han atormentado incluso cuando se entregaba a los brazos de Morfeo.

Los que hacen números no tienen buena fama por lo general, como si hacer muchas cuentas les deshumanizara, pero Sequeira, del que De la Torre se despidió agradeciéndole su gran labor todos estos años en el último pleno de mayo, maneja en sus exquisitas formas lo que las madres de los 80 llamaban nobleza, que no tiene que ver con la alta alcurnia, ni mucho menos, sino con la bondad.

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Tres alcaldes, el socialista Pedro Aparicio, Celia Villalobos y Paco de la Torre y ocho concejales de Economía, de los que le han dejado huella Gonzalo de Pablo, Carolina España y Carlos Conde

Tampoco recuerda años exactos, pero sí que en 1982, hace cuatro décadas, llegaba al Ayuntamiento de Málaga como Técnico de la Administración General (TAG) en los albores de la democracia. Tres alcaldes, el socialista Pedro Aparicio, Celia Villalobos y Paco de la Torre y ocho concejales de Economía, de los que le han dejado huella Gonzalo de Pablo, Carolina España y Carlos Conde, el actual, con el que coincide en lo que es hacer un presupuesto municipal. Para Conde, «que no se mosqueen las mujeres, pero elaborar unos presupuestos es un parto», y para Sequeira, «un puzle de 10.000 piezas y hay que encajarlas, con sus avances y retrocesos».

Empezó en la jefatura de negociado de Fiscalización de Ingresos, luego de sección, Intervención, servicio de Presupuestos, Alcaldía, hasta que llegó a director de Economía en la década de los 90. Una época difícil, como cuenta. Llegaba Celia Vilallobos y se encontraba el Ayuntamiento casi «en bancarrota«, como contaba ella misma a esta sección. »No había ni para pagar nóminas«, subraya, »pero Gutiérrez de Pablo se reunió con once banqueros, consiguió refinanciar la deuda y remontamos«.

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Ahora, como contrapartida, subraya, la deuda fue «bajando con buena gestión». En el último informe de la agencia Standard & Poor's, Málaga ha obtenido una nota muy alta de solvencia. Y eso, ¿qué significa en román paladino? Que el Ayuntamiento de Málaga es de fiar. «Todo esto se ha conseguido amortizando deuda en los últimos años». «Celia lo removió todo», recuerda, «hizo limpiar a fondo hasta las lámparas de los pasillos», que cuenta entre risas. Tenía grandes concejales, De Pablo, De la Torre« y la oposición era de altura, Martín Toval, Antonio Romero. »Han venido los del Real Madrid«, decían. »Y claro, sí que se sacaban presupuestos por unanimidad; eran otros tiempos«.

Lo repite una decena de veces y habrá que ser fiel a su palabra. Él no hubiese hecho nada sin el gran equipo de personas con los que ha trabajado, y los nombra uno a uno. Sequeira ha esperado a cumplir los 70 años (cinco extra) para decir adiós. El día de su cumpleaños, el pasado 7 de mayo, se despedía en la Casona. No ha querido comidas ni fiestas. «Tengo el síndrome del miembro amputado. Pienso que ahora tocaría la comisión de Hacienda, si está el expediente...», se ríe. Está todo en su cabeza. Tantos años.

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«Tengo el síndrome del miembro amputado, pienso que ahora tocaría la comisión de Hacienda, si está el expediente...», se ríe

Pero es esa resaca psicológica que queda cuando algo ha sido muy intenso, y ahora toca virar y vivir de otra manera. Se ha propuesto hacer deporte y lee mucha más prensa –que siempre es de agradecer–. «Tengo muchas cosas por definir». Y lo hará. Es «cabezón e insistente». También es optimista. Incluso ve cosas buenas del Covid como que el Ayuntamiento dio un salto cualitativo, «la revolución tecnológica, el teletrabajo». «A golpe de videoconferencias, correo electrónico, la gente puso sus ordenadores, sus teléfonos, sin horas...pero dimos una respuesta. Fue un esfuerzo titánico, que los pagos se hicieran con regularidad, sobre todo en esa situación de crisis malísima para no hundir a las empresas», que cuenta con cierta emoción recordando esos días aciagos en los que parecía se acababa el mundo.

Su jubileo empieza ahora. «Querían que me hubiese quedado, había fórmulas, pero yo soy muy legalista y ya era la hora». Para la foto busca el córner, el ala oeste de la Casona, la que ha sido durante 43 años su segunda casa, ahí donde ha dejado marcada de forma indeleble su impronta personal.

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