Los quioscos podrán vender comida preparada y entradas para espectáculos
El Ayuntamiento prepara una modificación de la ordenanza que regulará los nuevos usos tras la petición realizada por los propios profesionales
Los quioscos de la capital podrán vender comidas preparadas o entradas para espectáculos. El área de Comercio y Vía Pública del Ayuntamiento de Málaga va a permitir a los quiosqueros aumentar el número de productos que pueden ofrecer en sus instalaciones, tal y como ellos habían solicitado para amortiguar el descenso de ventas.
El área ya tiene avanzado el borrador de la nueva Ordenanza reguladora de la ocupación del dominio público y espacios libres abiertos al uso público mediante la instalación de quioscos en la ciudad de Málaga, que debería entrar en vigor en los próximos meses. La nueva regulación les permitirá ofrecer mayor variedad de productos e incluso servicios que hasta ahora no eran susceptibles de ofrecer en estos establecimientos, como entradas o dinero en efectivo.
El borrador de la ordenanza detalla que los quioscos podrán vender productos prefabricados o reelaborados, tanto zumos, granizados y cafés para llevar mediante máquinas de cápsulas, o alimentación prefabricada y previamente envasada en los que no medie manipulación, así mismo podrá venderse productos de panadería o bollería debiendo estar provistos de medios de pequeño tamaño que permitan su calentamiento.
La ordenanza no permitirá la instalación de puntos de carga de patinetes; una de las demandas de los quiosqueros
Los quioscos podrán ejercer actividades de servicios tales como recogida de paquetería, venta de bonos o de recarga de tarjetas de transporte público o similares, venta de tiques de cines o teatros, o fotocopias. También tendrán la posibilidad de instalar cajeros automáticos, taquillas de recogida de paquetería o similares.
La ordenanza muestra un carácter abierto, ya que tampoco cierra la posibilidad de que en el futuro se ejerzan otro tipo de «actividades profesionales o de servicios en sus estructuras, previa validación por parte del Ayuntamiento». El objetivo, señalan, es «promover la transformación de estas instalaciones». En este sentido, también se podría autorizar la reconversión de los quioscos en puntos de venta de helados artesanos.
Las nuevas estructuras se concederán por un plazo máximo de 20 años, no podrán estar cerradas durante más de tres meses de forma continua, o seis de forma discontinua. Los titulares de las licencias tendrán derecho a un mes natural de vacaciones, aunque previamente deberán notificarlo al Ayuntamiento.
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No podrán colocar propaganda o carteles publicitarios en el quiosco que resulten visibles cuando los quioscos permanezcan cerrados y siempre que no resulte, para este fin, expresamente autorizado por el propio Ayuntamiento.
El sector, satisfecho a medias
Los cambios que prevé introducir el área de Comercio y Vía Pública contentan casi al cien por cien a los empresarios, que previamente habían solicitado por carta poder vender más cosas para hacer frente a la competencia creciente. Tal y como publicó este periódico, la presidenta del colectivo, María Ángeles Martín, explicaba el pasado mes de octubre que llevaban más de cuatro años persiguiendo una nueva regulación municipal, algo que consideraban urgente porque sino se iba a producir el cierre de todos los quioscos. En la actualidad, un centenar permanecen sin actividad.
Desde el colectivo habían pedido al Consistorio que se fije en el modelo de quioscos que se está implantando en Barcelona, en donde los profesionales ya están autorizados a ofrecer otros productos. Además de ser módulos abiertos al público, pueden vender café, bocadillos o productos turísticos. «Según la ordenanza actual sólo podemos vender prensa, revistas y productos fritos cuando tenemos competencia por todos lados», sentenciaba.
Entre las cuestiones que no han logrado (al menos de momento) es la instalación de puntos de carga de patinetes eléctricos, algo que consideran daría un plus añadido a sus quioscos y los convertiría en lugar de paso obligado para numerosos vecinos y turistas. Sobre este aspecto, la concejala Elisa Pérez de Siles cierra la puerta a su inclusión en la ordenanza porque entraría en conflicto con la ordenanza de Movilidad.
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