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Siguen las incógnitas en torno al hombre que ingresó el domingo en el Hospital Clínico con el pene (parcialmente) amputado. Agentes de la Policía Nacional -concretamente, un retén de Científica- acudieron a urgencias para tomarle las huellas y comprobar su identidad. Sin embargo, al introducirlas en la base de datos policial, no se halló coincidencia alguna en el registro de personas fichadas por la comisión de algún hecho delictivo. Es decir, su identidad continúa siendo, a día de hoy, una verdadera incógnita.
Porque el paciente, en las horas que lleva de periplo hospitalario, ha dado varios nombres, el último de ellos Naomi, que es el que ha mencionado con más insistencia. También ha preguntado qué hace ahí -en urgencias- y ha dicho que quiere marcharse a su casa. Pero a día de hoy sigue sin saberse dónde está su casa, cómo llegó a Benalmádena y, sobre todo, cómo sufrió las gravísimas lesiones que presenta en el pene.
La policía, que investiga los hechos, baraja principalmente dos hipótesis (sin descartar ninguna otra): un juego sexual extremo, practicado por él mismo o con terceros, o algún tipo de tortura. El paciente, en cualquier caso, no ha dado demasiadas pistas sobre lo ocurrido. Un vecino lo encontró deambulando -caminaba muy lentamente- desorientado por la calle Ébano, en la urbanización Torremuelle de Benalmádena, y avisó a la Policía Local del municipio, que envió una patrulla al lugar para asistirlo.
Los agentes observaron que presentaba manchas de sangre en las manos y en la cabeza, donde además tenía un traumatismo craneoencefálico. Lo llevaron directamente al Hospital de Alta Resolución (CHARE) de Benalmádena para ser atendido y allí, al desnudarlo, comprobaron que tenía parte del pene amputada y otra parte, seccionada. Además, tenía el miembro atado con un cordón del zapato y una goma del pelo, muy apretado.
Tanto los policías como los sanitarios que lo asistieron en el CHARE (primero) y en el Clínico (después), pensaron que aquellas ataduras eran un burdo torniquete para cortar la hemorragia que aún estaba sufriendo. En cualquier caso, el paciente no aclara gran cosa sobre lo que le ha sucedido. Durante su ingreso, ha mencionado que es un extraterrestre y que el pene no era suyo. También ha dado pistas de una posible agresión -dijo que alguien lo atacó o que le dieron un mordisco- o de una autolesión, alegando que un dios le había ordenado que se arrancara el miembro.
Aunque todo apunta a que sufre algún tipo de desequilibrio o de trastorno mental, lo cierto es que no hay constancia de que haya sido asistido en el servicio de psiquiatría del Hospital Clínico, ni tampoco que tenga un historial de esta índole en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), todo ello a expensas de que sea identificado de forma fehaciente por la policía.
Tras un breve paso por urgencias del Clínico, adonde fue derivado desde el CHARE, el hombre ingresó directamente en quirófano y posteriormente se le hizo una segunda cirugía. Las pruebas diagnósticas que le hicieron, entre ellas un TAC, desvelaron que, además, presentaba lesiones en el cuello compatibles con un intento de asfixia. Fuentes oficiales del hospital confirmaron que sigue ingresado, aunque fuera de peligro, y precisaron que está pendiente de evolución y de otras pruebas.
Otra de las hipótesis que se han manejado fue que hubiese consumido algún tipo de narcótico, como por ejemplo pirovalerona, más conocida como 'droga caníbal', bautizada así por sus devastadores efectos, que, en casos extremos, llegan a la autolesión. Sin embargo, el paciente ha dado negativo en los análisis a alcohol y drogas.
El caso recuerda, salvando las distancias, al que sucedió el pasado mes de marzo en Zaragoza. El día 8, un hombre de 33 años y de nacionalidad inglesa fue hallado ensangrentado y con el pene amputado por una hipotética autolesión, posibilidad que la policía puso en duda desde el primer momento.
Más tarde, se supo que el británico había manifestado a través de Internet su voluntad de encontrar a alguien que lo mutilase. En el hospital se le pudo reimplantar el miembro y la investigación policial concluyó con la detención de su compañero de piso como presunto autor de la agresión.
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