Pediatras a distancia: ¿cómo resolver las dudas?
Los profesionales restringen al máximo las atenciones en las consultas y optan por la comunicación con los padres a través del teléfono, el correo electrónico e incluso el WhatsApp. Así se atiende a los niños desde el otro lado
Las vacunas, las citas de niño sano, las curas, los picos de fiebre... Las dudas en torno a la salud de los más pequeños de ... la casa suelen ser un motivo recurrente de preocupación entre los padres; y más ahora, en este estado de alarma, donde lo más recomendable es mantener a los niños en casa y alejados de lugares que puedan representar un peligro innecesario. Entre ellos (y sobre todo), los hospitales y los centros de salud. En este contexto, incluso la visita al pediatra se convierte en un riesgo. ¿Cómo resolver, entonces, las dudas? ¿Cómo gestionar las citas? ¿En qué casos extraordinarios debo desplazarme a un centro sanitario con el niño?
De partida, conviene insistir en la necesidad de no salir de casa en ningún caso, salvo urgencia extrema. Y eso por supuesto incluye a los pediatras. Los especialistas, como muchos otros profesionales, han cambiado su forma de trabajar, y en estos momentos han restringido al máximo las consultas presenciales para evitar riesgos. A cambio, las dudas, tratamientos o recomendaciones se tramitan en la distancia, ya sea a través del teléfono, el correo electrónico e incluso el WhatsApp. En este punto, también hay que recordar que a pesar de estas circunstancias excepcionales de confinamiento el servicio se mantiene al mismo nivel y que las citas se siguen gestionando por los cauces habituales, es decir, a través del teléfono de Salud Responde (955 54 50 60) o de la aplicación móvil.
Una vez tramitada la cita, el especialista se pondrá en contacto con los padres para valorar el motivo de la consulta y tomar una decisión. «Lo que estamos aplicando en estos momentos es la salud a distancia«, afirma el pediatra Felipe Rubio, que mantiene el mismo ritmo de trabajo desde el Centro de Salud de El Limonar junto con sus otros dos compañeros, José Antonio Moreno Molina y Elena García. En su caso aplican una fórmula pionera a través de redes sociales que impulsó el propio Rubio y que comenzó a funcionar poco antes de la crisis del coronavirus pero que ahora «se ha convertido en un auténtico 'boom'». La plataforma 'Pediatría el Limonar', disponible a través de Facebook, Instagram, Pinterest, Tumblr, YouTube y Twitter, nació de hecho como una herramienta «para fomentar esa educación en la salud a distancia», pero en estos días es ya el cordón umbilical imprescindible entre padres y pediatras para canalizar dudas y compartir información práctica.
Gracias a esta herramienta, los tres profesionales cuentan también con un email corporativo con el que resuelven las consultas de estos días. Y la fórmula funciona, porque «llevamos más de ocho días sin ver a un niño en el centro de salud», celebra el pediatra. Para lograrlo, los tres aplican el reparto riguroso de emails, traducidos en apenas unos días en más de 250 consultas y problemas resueltos durante la jornada laboral. Pero también fuera de ella e incluso con padres que no pertenezcan al centro de salud: «Tenemos bastante flexibilidad; si un padre está asustado un sábado por la noche tiene que poder tener una herramienta de ayuda (...). Eso les da tranquilidad y nos viene muy bien a todos, a pediatras y a padres«.
Entre esos motivos de duda más frecuentes -sobre todo entre los primerizos- están los relacionados con el peso del bebé, la alimentación (cómo y cuando ir incorporando los nuevos alimentos) o las vacunas; y si hay que hacer alguna intervención ocular «pedimos vídeo o fotos«. En este sentido, el profesional explica que »en determinados momentos es muy importante tener esa información visual para ver la actitud del niño en casa, el color o el estado. Eso no quiere decir que no sea importante auscultarlo, pero en estos momentos la decisión va a estar entre irse al Materno si es algo grave o quedarse en casa con un tratamiento«.
Sin embargo, también hay excepciones, aunque son contadas: «Al centro de salud no hay que venir salvo en caso de niños accidentados, curas o calendario de vacunas (sólo el oficial)«. Y en esos supuestos, los centros de salud cuentan con las llamadas zonas verdes (o seguras), que son circuitos alejados de espacios donde se concentren las patologías respiratorias y que permiten mantener la seguridad y evitar contagios.
Las visitas innecesarias
En este escenario, la asistencia está garantizada, ya sea a través de sistemas pioneros como el puesto en marcha por los profesionales de El Limonar o a través del teléfono y otras fórmulas más cercanas como el WhatsApp para el envío de fotos o vídeos. «Lo más importante es evitar las visitas innecesarias que rompan la cadena de confinamiento», explica por su parte el pediatra Pedro Navarro, también a pie del cañón desde el Centro de Salud Trinidad Jesús Cautivo y con una consulta particular que atiende por las tardes utilizando esa misma estrategia de la distancia. También él confirma que este nuevo sistema de 'telemedicina' «está funcionando muy bien, porque ya conoces a los niños y a los padres, sus historias y sus antecedentes clínicos, y eso es un motivo de tranquilidad para todos«.
Además de las vacunas (sobre todo las del primer año, que sí se administran, incluidas las del rotavirus y Bexsero) o las consultas de niño sano (que ahora se hacen por teléfono porque el programa presencial está suspendido), muchos padres acuden a su pediatra preocupados por procesos febriles en sus hijos. «Ahí sí se ponen algo más nerviosos, aunque hay que tener en cuenta que no todo es coronavirus. En esos casos se atiende telefónicamente y se ve el caso: normalmente se soluciona con antitérmicos y con observación, y al día siguiente volvemos a hablar. Si es necesario que venga, se deriva al centro de salud«, añade el doctor Navarro al referirse también a esos 'circuitos seguros' y confirmando, al igual que su colega, que en estos días «las visitas presenciales son mínimas».

Por otra parte, también conviene recordar que la prescripción de tratamientos se puede realizar directamente por el pediatra a través de la tarjeta sanitaria del niño, sin necesidad de desplazamientos. «En ese caso sólo hay que ir a la farmacia a retirar el medicamento», subraya el pediatra, que ha encontrado en el teléfono móvil y en el WhatsApp una herramienta «que es una auténtica bendición». Y pone ejemplos: «El otro día una madre alarmada me envió una foto de una lesión en la piel de su hijo que resultó ser un molusco contagioso al que se puso tratamiento inmediato; y también es muy útil para ver cómo los niños respiran cuando tienen pequeñas crisis, que es algo que pone muy nervioso junto con la fiebre; o para ver cómo se van curando los cordones umbilicales de los recién nacidos«.
A pesar de que las formas de relacionarse con el pediatra han cambiado, hay algo que sigue siendo una fuente inmediata de tranquilidad para los padres, ya sea presencial o en la distancia: «Sólo con escuchar nuestra voz ya se calman», confirma el pediatra aplaudiendo esa eficacia recién descubierta en la medicina a distancia. Por eso quizás también tanto Navarro como Rubio concluyen con el deseo de un diagnóstico que emiten por adelantado: «Esperemos que esto sirva para que nos eduquemos en el buen uso del sistema sanitario. Y para evitar las visitas innecesarias«. Las de los niños y (sobre todo) las de los padres. Aunque también en este caso hay reflexiones que ilustran lo raro y antinatural de estos días y que expone Rubio a modo de cierre: «Echamos de menos a los niños. Somos pediatras».
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