Cremades. De Tibi a Málaga: la tradición del helado bien hecho

Paloma Cremades recuerda como si fuera ayer los veranos aquéllos en los que los hermanos cuatro con ella revolucionaban los mostradores de las heladerías de su padre, Luis, «poniendo los palos en los helados». Juan Luis, Javier, Raúl y ella lo asumían como una de las partes más divertidas de un negocio que con el paso de los años ha quedado en manos de esa segunda generación. Y las que quedan, porque los tres hijos de Paloma ya apuntan maneras en el obrador.

Por ahora, son ella y su hermano Juan Luis los que han asumido las riendas de este oficio que en su caso hunde raíces en Tibi (Alicante), un pueblo cercano a Jijona donde el patriarca aprendió todos los secretos del helado artesano valenciano. Corría la década de los 70 cuando, ya afincado en Málaga, abrió su primera heladería en el Molinillo, un despacho ya cerrado al que tomaron el relevo años después los dos establecimientos que los hermanos Cremades regentan mirando al mar, entre las playas del Palo y Pedregalejo.

Convencidos de que la suya es una herencia con una fuerte carga sentimental, Paloma y Juan Luis siguen al pie de la letra las recetas «que no fórmulas», acota ella de aquellos primeros años. En su carta de más de 30 sabores tienen un peso fundamental los productos naturales y de primera calidad: el turrón viene de Jijona, los barquillos de Córdoba o el chocolate de Villajoyosa. Y la leche, ingrediente principal de uno de sus productos estrella la leche merengada, que tiene como base la marca Colema (¿la recuerdan?). «Esas cosas son las que marcan la diferencia», celebra Paloma, que hoy sigue a pie de mostrador con su hermano manteniendo ese imprescindible equilibrio entre la tradición y nuevos tiempos.