Vivir junto a un árbol imponente
Una vecina de la calle Vicente Espinel reclama al Ayuntamiento daños producidos por una Araucaria
José Manuel Alday
Jueves, 10 de diciembre 2015, 13:03
Tener un árbol de porte inmenso en tu casa es un lujo. O debería serlo. Pero si el árbol en cuestión puede llegar a originar ... problemas en la vivienda ya la cosa cambia. Eso es precisamente a lo que se refiere Lucía Romá, una vecina de la calle Vicente Espinel, nº 15, en Pedregalejo, en cuyo patio anterior de su vivienda existe un imponente ejemplar de Araucaria heterophylla, que alcanza los cuarenta metros y que, según manifiesta, le está acarreando más de un problema sin que hasta la fecha el Ayuntamiento le haya dado solución a sus quejas. Según relata, tras una primera reclamación realizada en agosto pasado en la que exponía que debido al tamaño del árbol las raíces estaban dañando las conducciones de saneamiento de su vivienda, y en la que detallaba que se habían producido también grietas en la solería, muros y escaleras de su casa, un técnico municipal acudió a su domicilio y determinó que los daños citados no tenían su origen en el árbol, que se encontraba en «buen estado fitosanitario» y que además goza de protección integral, por lo que especificaba «en ningún caso podría ser objeto de mutilación alguna, ni en su copa ni en su sistema radicular». La respuesta no satisfizo a la propietaria de la vivienda, que ha presentado un escrito de alegación solicitando una nueva valoración del expediente. «No estoy conforme porque el técnico que vino solo reparó en el árbol y no en los daños que hay en mi casa», dice esta mujer, que asegura vive con el miedo metido en el cuerpo ante el temor de que en cualquier momento pueda suceder algún accidente ya no sólo en su vivienda, sino a terceros, pues el árbol en cuestión sobresale muchos metros a la redonda de su domicilio. «Hay veces que caen unas piñas enormes y ya se han producido daños en vehículos estacionados en la calle», afirma. Advierte, además, que las grietas que se están produciendo en el muro exterior de su domicilio pueden llegar a ocasionar el derrumbe de parte del mismo y caer a la calle alcanzando a los viandantes. Unos transeúntes que asegura también sufren las consecuencias cuando se producen vientos fuertes, pues entonces dice que hay una mayor cantidad de caída de hojas, piñas y ramas que aumentan también el daño a terceros.
«Yo entiendo que el ejemplar esté protegido, y lo que pido es que lo mantengan y lo poden, no que lo eliminen, pero creo que por encima de ese bien debería estar el de las personas», afirma, al tiempo que asegura que vive en una situación de «ansiedad permanente» pensando en los daños que puedan producirse y teme incluso por su integridad física y el de su familia. «A veces se oyen crujidos y entonces pienso que ya está, que el árbol se nos viene encima y se va caer sobre mi casa», comenta angustiada.
Ahora está a la espera de que el Ayuntamiento le envía a su casa a un técnico, «pero no del área de Medio Ambiente, sino de Urbanismo o de otra área competente», para que valore y determine si los daños que se están produciendo en su vivienda tienen su origen en el bello ejemplar de Araucaria que tiene como vecino en el mismo jardín de su casa, a escasos metros a la entrada a su domicilio.
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