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Alvaro Frías
Sábado, 2 de agosto 2014, 00:32
Desde pequeño tenía claro que iba a defender con todas sus consecuencias aquello que creía justo. Ahora lo hace representando a todos los abogados de Málaga. Llega al verano después de que una queja sobre lo que considera malas actuaciones de fiscales y jueces haya enfrentado a los letrados con estos colectivos.
La toga durante el verano da mucho calor...
Sí, es mejor dejar colgada la toga. Aunque ahora el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, quiere quitarnos las vacaciones a los abogados y declarar agosto un mes hábil. Pero, pese a esta medida, se tendrán que suspender los juicios porque, por ejemplo, los testigos o los peritos estarán descansando. Al final solo va a castigar a los letrados, no sé qué le hemos hecho a este hombre, pero es un ataque permanente.
Entonces, el calor afecta a la justicia.
De momento sí. Es un mes donde se relaja todo, salvo los temas penales. Es cuando los operadores jurídicos podamos descansar, porque el año judicial es muy largo. Es un momento que aprovechan en los propios juzgados para sacar adelante mucho trabajo, porque no les interrumpen cada dos por tres para ver expedientes o atender llamadas. Esto ayuda a combatir el colapso. Además, el traje con el calor es tremendo.
¿Por cierto, cómo acabó usted siendo abogado?
Desde pequeño era muy cabezota porque lo que veía justo, fuese acertado o no, lo defendía con todas sus consecuencias. En casa, siempre me decían 'Don Leyes' y, en todo momento, tuve claro que quería convertirme en abogado. Creo que es un privilegio poder ayudar a una persona a resolver sus conflictos. Por pequeño que sea, para el cliente, es el mayor problema que tiene y somos su esperanza para que se resuelva. Cuando lo das todo, supone una gran satisfacción y es muy reconfortante.
Con el conflicto con jueces y fiscales, la Ley de Servicios de Colegios Profesionales o de justicia gratuita tiene muchos frentes abiertos ¿Podrá descansar bien en agosto?
Sí, porque se baja el ritmo. Yo no cierro el despacho, es pequeño, pero hacemos guardias. Además, siendo decano es complicado desconectar. Siempre hay algún problema y soy incapaz de decir que estoy de vacaciones o apagar el teléfono.
¿Y qué hace para descansar?
Me gusta irme por ahí unos días a principios de agosto, para después disfrutar de mi casa con mis amigos y la familia. Enciendo la barbacoa y es raro el día que no haya nadie allí.
También pisará la calle.
Claro. Disfruto mucho saliendo a comer o a cenar por ahí y deleitándome con el pescaíto frito en la playa. ¿Cuántos turistas vienen aquí a disfrutar de eso? Pero el centro de atención es mi familia. Durante el resto del año no la disfruto todo lo que me gustaría y, ahora, me emborracho de ella.
¿Un deseo para la vuelta de las vacaciones?
Consenso. Me encantaría que todo cambiase con el Ministerio de Justicia, con los jueces y con los fiscales. Que comprendiésemos todos que estamos en el mismo barco y que compartir el punto de vista de todos es imprescindible. Hace falta diálogo y consenso y ojalá viniese así septiembre. Creo que es lo que le hace falta a este sector.
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