Ibai
CRÍTICA DE TELEVISIÓN ·
OSKAR BELATEGUI
Miércoles, 10 de marzo 2021, 00:04
Hay un abismo generacional que nos impide entender a los adultos qué hace un youtuber, en dónde reside la fascinación de ver a alguien jugar ... un videojuego y comentarlo, o simplemente soltar paridas ante una cámara. Y de repente, Jordi Évole entrevista a Ibai Llanos y nos tranquilizamos. Qué chico más majo, listo y con conciencia de clase. La voz de una generación, en palabras de algún columnista. Como veníamos del Rubius y su huida a Andorra, el bilbaíno nos parece un ejemplo de sensatez, un buen tipo hecho a sí mismo, con los pies en el suelo. A mí también me cayó bien, pero si mi hijo pasara ocho horas diarias viéndole quizá no pensaría lo mismo.
Ibai Llanos vive en una casoplón que perteneció a Eto'o junto a sus colegas. Cine, piscina y servicio doméstico. Es algo así como el sueño de la mansión de Hugh Hefner adaptada a nuestros días, sin conejitas, con riadas de paquetes de Amazon y comida basura y con la última tecnología para 'stremear'. Ibai no fue a la universidad porque tenía claro que estando 16 horas al día en internet iba a triunfar. También habla mucho de dinero: de lo que gana, de lo que vale el alquiler... Dice que no quiere dar ejemplo de nada y recomienda a sus seguidores que no dejen de estudiar. Trabaja para Twitch, propiedad de Amazon, y si se entera de que el gigante explota a sus trabajadores lo diría sin que hubiera repercusiones ni censura. Bendita inocencia.
Si yo hubiera nacido en un entorno digital, seguramente estaría enganchado a Ibai Llanos. ¿Cuál sería el equivalente de los youtubers para los niños que crecimos con dos canales de televisión? ¿Mazinger Z? ¿Los Payasos de la Tele? Nadie se metía en nuestras vidas tantas horas y con tanta intensidad. Va, pongo yo el primer comentario: «OK, boomer».
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