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Eduardo Retamero, Leslie Sánchez, Aniceto Murillo, Sebastián Escámez y Maica Sosa.

Unos Les Luthiers «de bajo coste» para Málaga

Cuando se colocan la pajarita dejan de ser los trabajadores serios de cada día y cantan Boleros Imperfectos

Regina Sotorrío

Sábado, 23 de enero 2016, 02:00

Cuando se colocan la pajarita y se suben al escenario, se produce la transformación. Entonces Aniceto Murillo, catedrático de Geometría y Topología de la Universidad de Málaga, deja de ser un reputado científico e investigador. Eduardo Retamero se olvida de que de ocho a tres es el señor del no de la administración universitaria. Sebastián Escámez, profesor de Ciencias Políticas en la UMA, se convierte de repente en El Tigre. Leslie Sánchez cambia las esculturas por la canción. Y Maica Sosa, que nunca falla una nota al piano y al acordeón como profesora de Lenguaje Musical, se lanza a tocar imperfectamente con teclas y serrucho. En ese justo momento, los cinco aparcan sus vidas normales para adquirir mil personalidades diferentes al ritmo de Boleros Imperfectos, un grupo que combina letras irónicas con música popular en un «espectáculo con carencias». Hoy lo volverán a hacer en la Cochera Cabaret y, además, con su primer disco bajo el brazo, Palabras mayores.

Son, como ellos mismos se definen, «unos Les Luthiers de bajo coste». Los malagueños siguen la estela de ese humor inteligente en formato musical que tan bien representan Académica Palanca y que tuvo en Javier Krahe uno de sus máximos exponentes. «Es una risa que hace reflexionar», indica Retamero, voz, guitarra y autor de unas letras que ponen en evidencia con mucha guasa los males de la sociedad y también sus propios desperfectos. Porque la edad es un tema recurrente en un grupo con una media de edad que ronda los 50 años, y subiendo. «Como no te lo tomes a risa, lo llevas claro con los achaques. Somos un grupo indie, porque siempre estamos indispuestos», bromea. Pero si en un tema cantan que «lo peor no es la frente marchita, es verla despejada con gemelas entradas, calva la coronita», en otro critican con gracia el consumismo, el dinero que se esconde en Suiza o los beneficios de ser concejal de Urbanismo. Y si los boleros tradicionales están consagrados al amor y al desamor con bellas palabras, los suyos hablan sin pudor de las cornamentas. Ya avisan que son imperfectos, así que pueden permitirse todo. «Si sale algo más, nos entienden», dicen.

Pero tras esa apariencia de pura diversión e informalidad, hay cinco personas con una elevada formación que decidieron que nunca es tarde para subirse al escenario y, por qué no, montarse en una furgoneta para ir a donde la música les lleve. Eso sí, solo los fines de semana. «No me importaría, no sé a tu mujer», le dice con sorna Eduardo Retamero a Aniceto Murillo. El resto de la banda no ha podido acudir a la entrevista. «Están firmando autógrafos con el disco», bromean. Les gusta pensar que la edad «no es un hándicap» para hacer lo que uno quiere. «Además, cuanto más mayor eres menos te importan las feroces críticas de Le Monde o New York Time», apostilla Murillo.

Boleros Imperfecto se puso en marcha en 2010, cuando Retamero conoció al chileno Leslie Sánchez, artista de profesión, en un curso de canto. Y no les fue nada mal:ahora Leslie es una de las voces del grupo. Tras esa experiencia, el administrativo de la UMA se animó a escribir y recuperó la creatividad que dice perdió a los 20 años. Pero ya no pegaba entonar aquello de «en tu fiesta me colé», ahora le salían canciones que hablaban de la vida de otra manera. Empezaron a actuar para los amigos y a ellos culpan de haber dado el salto a un terreno más profesional. Desde entonces, han ofrecido alrededor de cincuenta conciertos-show, donde la música y la letra cuentan tanto como la puesta en escena. Se caracterizan para la ocasión, incluyen monólogos entre tema y tema, introducciones cómicas y personajes como Alakrán de Torremolinos, Máximo Placer (un playboy en horas bajas), Cornelio Coronado, un vendedor de enciclopedias flamencas, un uruguayo con problemas de precocidad sexual, un cura que quiera casarse Y no siempre en forma de bolero. Todos los géneros están admitidos en esta propuesta. Ya lo saben:son imperfectos.

El público disfruta. «Es una catarsis», dice Retamero. Y ellos más. Es una «evasión» de su día a día entre clases, laboratorios y papeleos. «Aunque estar encima de un escenario es muy parecido a dar una clase, uno tiene que tener más porcentaje de actor que de científico», explica Aniceto Murillo, el bajista del grupo. Matemático de profesión, ha investigado en medio mundo, incluida la NASA, pero él tiene alma de artista. «O más que de artista, de exhibicionista», puntualiza. Su lema: «La vida es demasiado importante para tomártela en serio».

De momento, es un hobby que cada jueves de ensayo en casa de Leslie y en cada actuación les da un chute de alegría y optimismo para tirar adelante con el proyecto. Pero no se conforman. Salir del circuito provincial y llevar sus Boleros Imperfectos por el país es su reto. «Nos gustaría tocar en Madrid, salir en la tele nacional, en Sálvame al lado de Jorge Javier. ¿Te imaginas?». Su referente es Javier Krahe, que con un público minoritario pero fiel consiguió convertirse en una atracción en sí mismo. «Porque además se rodeó de buenos músicos, igual que ha hecho Eduardo», suelta el bajista con una sonrisa irónica. Termina la entrevista. Ahora volverán a ser el científico y el trabajador de la administración de la UMA, el esposo y el padre de familia. Pero solo hasta que llegue esta noche.

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