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El profesor del área de Prehistoria de la UMA José Suárez. crónica
«Son los restos fenicios más antiguos que se conocen en Málaga»

«Son los restos fenicios más antiguos que se conocen en Málaga»

Historia. Investigadores de la UMA han llevado a cabo una revisión del conjunto de materiales arqueológicos encontrados en el Rectorado

NOELIA GR. HOYOS

Martes, 24 de noviembre 2020, 00:03

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Hay que echarle imaginación, pero ya se paseaban los fenicios por el centro histórico en el siglo VII a.C. Eso ha revelado la revisión que investigadores de la Universidad de Málaga han llevado a cabo de los materiales arqueológicos hallados en el Rectorado entre los años 1998 y 2002. «Hemos podido comprobar que estos restos fenicios son los más antiguos que se conocen en Málaga», señala el profesor del área de Prehistoria de la UMA José Suárez, considerando este descubrimiento como el contexto arqueológico de mayor antigüedad de la ciudad.

El trabajo de excavación en el antiguo edificio de la Casa de Correos y Telégrafos de Málaga hace más de 20 años, que se llevó a cabo como parte de los trabajos de rehabilitación del edificio para su uso como sede del Rectorado, sacó a flote niveles de época fenicia. Dos décadas después se han revisado y se han estudiado a fondo, llegando a la conclusión de que son los restos fenicios más antiguos que se conocen de Malaka. «Nos podemos remontar aproximadamente a mediados del siglo VII, a los orígenes de la ciudad, gracias precisamente a estos materiales que aparecieron en la excavación del Rectorado», explica José Suárez sobre los restos encontrados en su día por las arqueólogas Cristina Chacón y Leticia Salvago.

Los materiales responden a estructuras y construcciones del entorno de la ladera de la Alcazaba, habitado por aquel entonces y, posiblemente, aterrazado de forma artificial. Esta localización era estratégica para tener controlado el mar, principal sustento de la vida del pueblo fenicio en la ciudad. «Hemos encontrado sobre todo restos de sus actividades cotidianas, la mayoría son restos de vajillas domésticas para consumir alimentos como platos de tradición fenicia, pero elaborados ya en talleres malagueños, de la bahía», comenta el profesor de la UMA.

«Aproximadamente nos podemos remontar a mediados del siglo VII, a los orígenes de la ciudad», explica José Suárez«Hay que continuar trabajando para seguir completando este puzzle de la ocupación Málaga»

Además, a estos descubrimientos se suma el de piezas hechas a mano de comunidades diferentes asentadas en la zona, lo que hace pensar que la ciudad estaba habitada por gente de otras regiones del Mediterráneo, que se incorporaron progresivamente a los asentamientos del pueblo fenicio.

Una costumbre que sigue

Entre los materiales localizados, se han encontrado piezas de lo que se llama la 'malacofauna', que son restos de moluscos marinos. Estos formaban parte de la base de la alimentación de estas comunidades en lo que se conoce como 'el marisqueo', o lo que es lo mismo, el aprovechamiento de este tipo de recursos.

Parece que los malagueños siguen teniendo las mismas costumbres a pesar del paso del tiempo, nadie se quiere perder una buena mariscada. Además, uno de los elementos que los fenicios incorporan en el extremo occidental del Mediterráneo es la preparación de salsa de pescado. Esta salsa se considera un manjar y es utilizado en la época para el comercio e intercambio con las poblaciones locales, como una de las señas de identidad del pueblo fenicio.

«La presencia de cerámica de preparación de alimentos y cocina nos hace pensar que esas tradiciones culinarias locales se habrían incorporado a través de poblaciones integradas en las zonas fenicias como parte del propio proyecto colonial», explica el profesor en el área de Prehistoria de la Universidad de Málaga, dando por hecho que esta sociedad era favorable a la acogida de extranjeros de otras partes del centro del Mediterráneo.

Papel relevante

Esto provoca la expansión del pueblo fenicio y la transformación de las ciudades más conocidas en poblaciones multiétnicas. En el caso de Malaka, atrajo a los griegos que provenían de Grecia del este y, gracias a ello, no se descarta que uno de sus soldados o de sus habitantes pudiera terminar teniendo un papel relevante en la ciudad, tras el descubrimiento de lo que se conoce como la Tumba del Guerrero, que actualmente se encuentra en el Museo de Málaga.

Málaga sufre una superposición de ciudades, consecuencia de todas las etapas vividas en la ciudad, desde los fenicios hasta nuestros días. La población vive sobre la historia y como afirma José Suárez, «en cualquier solar del casco histórico hay muchas posibilidades de que, 4 o 5 metros de relleno más abajo, se pueda identificar restos de todas estas ciudades superpuestas».

Para hacerse una idea, el Parque de Málaga antes era un espacio ocupado por el mar, en concreto una zona de playa, que probablemente se extendiese hasta la colina de la Alcazaba. De hecho, existen grabados del siglo XIX y XX donde se observa que los barcos se encontraban próximos al actual Ayuntamiento y Museo de Málaga.

Los restos del Rectorado no son los únicos ya localizados. En otros solares de la ciudad se han encontrado materiales fenicios como, por ejemplo, en el Museo Picasso, donde pueden visitarse, aunque fechados más tarde por los investigadores de la UMA. De hecho, puede que exista una relación entre ellos, considerándolos de una época inmediatamente posterior y pertenecientes a la construcción de un santuario localizado en Calle Císter, muy cerca de la Catedral.

Estos restos son calificados como de finales del siglo VII a. C. y representaban altares con forma de piel de toro, por lo que se cree que es un edificio de culto. Consecuencia de ello, la ciudad comenzaba a adquirir importancia en esa fecha.

Evolución de la ocupación

Los resultados de la revisión han sido publicados en la prestigiosa revista de 'Prehistoria y Arqueología SPAL'. «Ha tenido muy buena aceptación, sobre todo en el mundo científico que se dedica al ámbito de los fenicios, porque en el conjunto de lo que hemos podido publicar se fecha muy bien y nos permite ver cómo pudo ser la propia dinámica de la evolución de la ocupación fenicia en el territorio de la bahía de Málaga», comenta José Suárez respecto a la publicación científica.

El profesor de la UMA señala que «en los contextos más antiguos aparece como una isla que estaría actualmente debajo del aeropuerto, pero que luego toma otra isla de esa misma zona, el Cerro de Villar, y posteriormente, a mediados del siglo VII a.C., es cuando Málaga despunta y se convierte en el gran asentamiento de la bahía».

Esta investigación ha marcado la tendencia futura que pasa por revisar todos los materiales encontrados en excavaciones en Málaga. «Vistos los resultados que se han obtenido de la revisión de estos materiales del Rectorado, lo oportuno sería continuar trabajando y revisando los materiales de otras excavaciones que se hayan llevado a cabo estas últimas décadas para seguir completando este puzzle de la ocupación Málaga», afirma.

Entre los futuros proyectos en mente está descubrir los niveles inferiores del margen derecho del río Guadalmedina, a la altura de la Iglesia de San Pablo, puesto que se conoce la existencia de ocupaciones de la Edad del Bronce en aquella zona. Estos estuvieron en contacto con los fenicios, lo que provocó, pese a ser de origen étnico distinto, nuevas realidades políticas.

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