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CRISTINA PINTO
MÁLAGA.
Martes, 26 de noviembre 2019, 00:08
El taller 'Violencia psicológica, violencia sexual y límites' consiguió que los presentes interactuaran entre ellos gracias a las actividades que propuso el ponente Carlos García, 'arteterapeuta' Gestalt y trabajador social en la Asociación Démeter por la Igualdad. En primer lugar, plasmó todos los problemas que han hecho que la violencia de género llegue hasta este punto. Desde los años 70 hasta ahora y analizando los conflictos sociales, gubernamentales, la terminología, la pornografía, los perfiles de violadores, las causas y consecuencias.
Dos actividades que, a priori, no tenían nada que ver con la violencia de género, hicieron reflexionar a los allí presentes. En grupos de tres escogieron unas ceras, cada una de diferente color, con el fin de «llenar con un color más espacio que los compañeros». Al terminar, compartieron las experiencias y muchos de ellos coincidieron. «Hay colores que siempre conseguirán tapar a los demás, como por ejemplo el color negro. Eso es algo que podríamos comparar con el poder que creen los hombres que tienen sobre las mujeres», comentaba el ponente, Carlos García, tras los resultados de los dibujos.
La siguiente actividad fue más íntima, y es que había que formar parejas con desconocidos y por turnos, cerrar los ojos mientras el compañero o compañera preguntaba partes del cuerpo donde podía tocar. El que tenía los ojos cerrados respondía «sí» o «no», en función de si se sentía cómodo y también avisaba cuándo quería que parase. Este ejercicio no tenía otro fin que saber respetar cuando alguien no quiere y saber dónde están los límites. Los universitarios llegaron a entender esta actividad y fueron conscientes de lo que implica decir y recibir un «no» de alguien con quien no hay confianza.
El toque final de la jornada lo puso el teatro, con una puesta en escena de situaciones reales que se viven en el día a día y que son consideradas violencia de género. 'Los Buenos Tratos', una iniciativa en la que participan universitarios y que utiliza la interpretación como instrumento. Este grupo de alumnos encarnaron algunos de los momentos por los que una mujer pasa en su día a día bajo el nombre 'Me quiere, no me hiere'. Recrearon conversaciones de amigas cuando vuelven solas a casa, esa angustia por la que pasan cada día miles de chicas en todo el mundo. También interpretaron el juicio de 'La Manada', mientras que una de las actrices se sinceraba con lo que sentía poniéndose en el lugar de esta joven. Entre el reparto hubo un juego de frases donde se demostró que existen micromachismos en muchas de las expresiones que se escuchan en el día a día.
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