El Diwali vuelve a llenar de luz y colores la Costa del Sol
La comunidad hindú, especialmente asentada en Torremolinos y Benalmádena, celebra estos días sus particulares navidades
En el fondo, todos queremos creer que la luz siempre acaba por vencer a la oscuridad. Y este es precisamente el principio que sustenta la ... festividad más importante para la comunidad hindú, con una amplia representación en la Costa del Sol desde hace décadas. A ellos, que según su calendario lunar viven en el año 2.071, les gusta explicarles a sus amigos de la zona que esto es lo más parecido a su período de Navidad, incluso para muchos, comienza un año nuevo. En el Diwali (significa hilera de luces), se conmemora el retorno del Dios Rama a su reino (Ayodhya) después de haber cumplido 14 años de destierro y haber recuperado a su esposa Sita, que fue raptada por el demonio Ravan. A su regreso, los vecinos del reino celebraron su vuelta y guiaron su camino con luces, como las velas o lámparas que los fieles de hoy colocan estos cinco días de celebración en sus ventanas.
Esta comunidad transmite paz, alegría y respeto, adora el color, la luz, los cánticos y los fuegos artificiales con los que este lunes festejaron su Diwali en el templo hindú de Benalmádena. Son fieles a sus tradiciones y adoran su tierra, aunque muchas de las nuevas generaciones ya son 100% malagueñas. Ejemplo de ello es Dipu Sharma. «Mis padres vinieron por temas de trabajo, mi padre quería ayudar a la familia económicamente. Él creó una empresa de electrónica en Ceuta y después se trasladó aquí», cuenta. Él nació directamente aquí y su acento malagueño así lo refrenda. Es el propietario de un restaurante de comida hindú e italiana en Benalmádena (Milán). No siguió los pasos de su padre, que es el sacerdote de la comunidad, pero también disfruta de su parte creyente en esta festividad: «Son días similares a la Navidad: rezamos, hacemos comidas en familia... La cuestión es pasar tiempo todos juntos».

Malagueños e hindúes
Su historia es similar a la de otra de las asistentes a la celebración del Diwali de este lunes: Sapna Kirpalani Sad es empresaria, tiene una tienda de ropa junto a su marido y es Torremolinos. «Mis padres vinieron para buscarse la vida, un futuro mejor. Primero vino mi padre, se hizo emprendedor con una tienda de joyería y luego vino el resto de la familia». Ella nació aquí, lugar al que pertenece y de donde no quiere marcharse: «Aquí hay mezcla de todo, conocemos y aprendemos de todos y nos encanta vivir aquí, pero también nos gusta celebrar nuestra cultura». ¿Cómo? Cantando, bailando, rezando, comiendo dulces y platillos típicos (todos veganos)... Y todo ello portando sus mejores galas, siendo ellas las más llamativas con sus espectaculares vestidos coloridos importados de La India.
Una tradición que ansían con perpetuar en la zona, porque aunque ellos ya son malagueños, se niegan a desprenderse de sus raíces. Así lo refrenda uno de los iconos de la comunidad: Sunil Tharani, que relata cómo llegaron los hindúes a la Costa del Sol: «Los primeros hindúes vinieron en los 70', pero estaban en Marruecos, Tánger, Tetuán... Cuando dejó de ser zona franca, se trasladaron a Ceuta y aquí, por proximidad».
Cuando él llegó, se unió al negocio de su cuñado, una tienda de joyería y souvenir en Torremolinos; 40 años después, está al frente de una empresa de artículos al por mayor. Al principio, la joyería, la ropa y la electrónica eran los negocios 'cliché' para los indios que decidían migrar. Nada que ver con la actualidad: «Ya ha pasado a la historia la visión de que los indios nos dedicamos a los bazares, las nuevas generaciones tienen abogados, economistas, médicos, o empresarios reputados». Sean quienes sean y vengan de donde vengan, sólo tienen una cosa clara: nunca perderán sus principios: «Esta es nuestra cultura y no queremos desprendernos de ella aunque estemos muy bien aquí».
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