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Magdalena Álvarez no olvidará la fecha del 25 de junio de 2014. Ese día dimitió del cargo de vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) que venía ocupando desde 2010. Una decisión que tomó tras ser imputada por la jueza Mercedes Alaya en el caso de los ERE fraudulentos por los presuntos delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos y percatarse de que no contaba con el apoyo del entonces Gobierno de España, en manos del PP, aunque sí tenía el respaldo de la entonces líder socialista andaluza, Susana Díaz. En ese momento ponía punto y final a dos décadas en la primera línea política y volvía a su actividad profesional y al refugio familiar como abuela.
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Tras dejar el mundo de las altas finanzas en Luxemburgo (sede del BEI), donde le había buscado acomodo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero tras haber sido destituida del Ministerio de Fomento, Álvarez se reincorporó a su puesto como inspectora de hacienda en Madrid, donde fijó su residencia, aunque mantiene su vivienda en Benalmádena, adonde acude periódicamente, según cuentan personas que mantienen contacto con ella. Además, también trabajó en su despacho profesional especializado en cuestiones como la reestructuración financiera.
Aunque el centro de su vida es su nieta, a quien le encanta prepararle la comida, según las fuentes. «Para mí es mucho más importante mi nieta que los ERE», afirmó en mayo de 2018 durante una de sus pocas apariciones en público durante una entrevista en la programa 'La Alameda' que producen SUR y 101TV. En esa intervención ratificó la versión dada ante el tribunal donde declaró como imputada: «No cambiaría nada de mi actuación, de lo que hice y lo que dejé de hacer porque no tengo nada que ver con ese asunto». Fuentes consultadas añadieron que lo que más le duele es que considera que su imputación fue «injusta».
Una imputación que llevó a esta política de carácter duro y curtida en mil batallas a dejar la militancia en su partido, el PSOE, en Málaga y cortar las relaciones políticas con la formación. Según las fuentes, sólo mantiene contacto con la que fuera secretaria general socialista malagueña y excandidata a la Alcaldía de la capital, Marisa Bustinduy. Precisamente, la pasada semana, Magdalena Álvarez asistió al sepelio del marido de Bustinduy, Ernesto, en Málaga. De vez en cuando, según las fuentes, conversa con el senador elector y anteriormente diputado Miguel Ángel Heredia. Desde hace años no acude a actos socialistas.
Fue precisamente en uno de estos actos, hace ya varios años, en el pabellón de deportes de la Universidad de Málaga en noviembre de 2007, donde ante 4.500 personas, entre las que se encontraban, José Luis Rodríguez Zapatero y Manuel Chaves, Magdalena Álvarez pronunció una de las frases que define su carácter de mujer tenaz y fuerte que no se arruga ante las adversidades. «Antes partía que doblá», afirmó aquel domingo de otoño para hacer frente a la campaña de críticas y ataque a la que le sometieron desde los partidos de la oposición cuando era ministra de Fomento.
Nacida en San Fernando (Cádiz) el 15 de febrero de 1952 «de manera casual», como ella misma ha dicho en alguna ocasión, pero que se siente malagueña por los cuatros costados, la trayectoria política de esta mujer de fuerte carácter ha estado presidida por momentos dulces como la llegada del AVE, en diciembre de 2007, a Málaga, Valladolid y Barcelona y por polémicas como la que le salpicó siendo consejera de Hacienda de la Junta y salió a la luz que había solicitado unos 400 billetes gratis a la extinta compañía aérea Aviaco, lo que le hizo que desde algunos sectores la bautizaran como 'lady Aviaco'. Los retrasos en las obras de la alta velocidad a la Ciudad Condal supusieron su mayor desgaste al frente de Fomento por lo que fue reprobada por parte del Senado y su puntilla política fue la gran nevada de enero de 2009 que colapsó las carreteras españolas y que dejó en evidencia la falta de previsión del ministerio que dirigía y supusieron su salida del Gobierno de España al que había llegado cinco años antes.
Con un brillante currículum, tanto formativo como académico, y tras curtirse como funcionaria en el ámbito de la inspección fiscal y la docencia como profesora universitaria, Álvarez dio el salto a la política en 1994 cuando Chaves la nombró consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía. Eran los años del inicio de la llamada 'legislatura de la pinza' (IU y PP hicieron una dura oposición ante un PSOE que no tenía mayoría absoluta en el Parlamento). que le hizo vivir malos momentos como cuando le echaron para atrás unos presupuestos en la Cámara regional. Defensora de una caja única en Andalucía, actúo con vehemencia cuando tuvo que negociar con el Gobierno de Aznar para conseguir una financiación autonómica justa para esta tierra en la que se tuviera en cuenta el censo real de los andaluces. En una de esas reuniones con el ministro de Administraciones Públicas Mariano Rajoy le obligó a apagar el puro que encendió el que luego fue presidente del Gobierno.
Como consejera se mostró partidaria del déficit cero y de la descentralización fiscal con la constitución de una agencia tributaria en cada una de las diecisiete comunidades autónoma y mantuvo una dura pugna con el Gobierno central sobre la financiación autonómica y trabajó en favor del pago de la deuda histórica del Estado con Andalucía.
Con el inicio del nuevo siglo, formó parte del comité asesor de diez notables creado por Zapatero como candidato a la Presidencia del Gobierno y cuando el socialista llegó a La Moncloa la nombró ministra de Fomento con la responsabilidad de impulsar la finalización o el inicio de varias líneas ferroviarias de alta velocidad AVE, la conclusión de la pista T-4 del aeropuerto de Barajas, activar la ampliación de varios aeropuertos y puertos en todo el país y evitar los recurrentes problemas de colapso de las carreteras en épocas de mal tiempo. Cinco años estuvo en el Gobierno, además de ser diputada por Málaga en el Congreso tras encabezar la candidatura por la provincia en las elecciones generales de 2004 y 2008.
Relevada por José Blanco al frente de Fomento, no terminó ahí la carrera política de esta amante de los números y aficionada a los toros -se declaró como una seguidora de José Tomás-, ya que en 2009 fue elegida eurodiputada aunque apenas estuvo un año en el cargo porque en 2010 fue elegida, en representación de España, vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). El que ha sido el último cargo público de esta mujer casada y madre de una hija, admiradora de Gandhi, enamorada de los Baños del Carmen de la capital y cuyo nombre estuvo en varias ocasiones en las quinielas como posible candidata socialista a la Alcaldía de Málaga, aunque nunca dio el paso.
Magdalena Álvarez ha sido condenada a 9 años de inhabilitación especial.
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