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Niños de infantil aprenden los días de la semana. C.S.M.
Un verano de campamentos en Málaga algo atípico para todos

Un verano de campamentos en Málaga algo atípico para todos

Alrededor de 90 menores en riesgo de exclusión asisten al campamento de CaixaProinfancia que lleva la Asociación Arrabal-AID en el CEIP José Moreno Villa

CLAUDIA SAN MARTÍN

Málaga

Lunes, 20 de julio 2020, 00:11

Se oye a lo lejos un balón botar, algo de música, el jolgorio y jaleo típico de un grupo de niños pasándolo bien. María del Mar Ramos recibe a SUR a las puertas del CEIP José Moreno Villa, en el barrio de La Roca, ocultando una sonrisa tras su mascarilla. Esta profesional es psicóloga de la Asociación Arrabal-AID en el programa CaixaProinfancia en el que ayuda y acompaña a familias y pequeños en riesgo de exclusión social.

Un grupo reducido de niños de unos 9 años juega en el patio portando mascarillas de colores. Otros se sientan a la sombra y guardan la distancia a pesar de lo difícil que esto resulta para un menor que lo único que quiere es jugar con sus compañeros. Entre ellos, una de las pequeñas sorprende a Ramos abrazándola por la espalda con cariño y admiración, lo que de nuevo le arrebata una sonrisa a la psicóloga. «Somos sus profesionales de referencia durante el año y entre los monitores somos como una familia. Tenemos contacto con todos los niños», asegura María del Mar Ramos.

Ya han comenzado los campamentos de verano de CaixaProinfancia, entre ellos el que coordina Arrabal en el centro escolar. Aunque llevan en marcha más de 10 años, éste es el más diferente de todos. El equipo de la entidad especializado en este programa se puso manos a la obra a partir de mayo, aprovechando las nuevas normas que había que adoptar durante la desescalada y adaptando las colonias a este momento tan complicado. ¿Cómo se retoma una actividad de este tipo cuando hay que seguir tantas estrictas normas? Ellos no se lo pensaron dos veces y se reunieron en numerosas ocasiones para poner a punto estos campamentos veraniegos que tanto bien hacen a los pequeños y a sus familias. Y parece que funcionan. El protocolo a seguir está bastante claro, ya se han olvidado nuestras costumbres anteriores y se han incluido en las rutinas cotidianas el gel hidroalcohólico, las mascarillas, el lavado de manos, la distancia o la desinfección constante de los espacios comunes. Y como los pequeños se adaptan mucho mejor que los adultos a los cambios, los llevan a rajatabla.

Alrededor de 90 niños desde 3 hasta 18 años conforman este campamento tan atípico, que comienza a las 9.00 y dura hasta las 14.00 horas, aunque los que lo necesiten disponen de aula matinal a partir de las 8.00 y de servicio de comedor in situ para aquellos menores cuyos padres trabajen hasta las 15.00, que suelen ser, según las monitoras, entre tres o cuatro niños. Los demás, cuentan con la opción de llevarse la comida ya preparada a casa en tuppers individuales y así ya tienen asegurado el almuerzo: «Algunos menores vienen con dulces o bollería y nosotros intentamos cambiarlo por fruta. Es algo que queremos proporcionar siempre para suplir esa carencia», cuenta Isabel Barriga, profesora de refuerzo educativo y ahora monitora en las colonias, mientras vigila a los niños de su clase de infantil, de entre tres y seis años.

Los menores estarán hasta el 31 de julio en estos campamentos con todas las medidas de seguridad

Unos se tiran por el tobogán, otros se pasean por el recreo con un patinete o una bici, otros descansan a la sombra exhaustos tras una larga jornada de juegos. Retomar sus hábitos está siendo complicado para estos pequeños, que durante unos meses se olvidaron de jugar al aire libre con sus amigos: «Se intenta trabajar con ellos los conceptos que han faltado en invierno, como los días de la semana, contar hasta cinco, un poco de vocabulario... Sinceramente, se nota mucho la carencia de los meses fuera del colegio. No es lo mismo recordar que aprender, aunque para ellos es todo muy lúdico y divertido», explica Barriga.

Durante el tour por el colegio José Moreno Villa se ve mucha vida en algunas clases, llenas de niños y niñas aunque en grupos reducido de hasta nueve y siempre con el mismo monitor para evitar contactos con otros. En la clase de Lorena Martín, profesora de apoyo de Arrabal-AID y este año también monitora, algunas niñas practican una coreografía que se refleja en el proyector del aula: «Si te digo la verdad hemos hecho un baile y ya estoy como muerta», comenta una de las pequeñas jocosamente, de lo que toda la clase se ríe.

Las altas temperaturas veraniegas hacen que cualquier actividad cueste un poco más, pero desde el campamento tienen resuelta esta problemática. Las salidas al exterior son constantes y muy variadas, de las que quedan exentos los niños de infantil. Durante la semana, estos grupos reducidos de menores suelen ir a la playa, al cine o de visita a algún museo, que además de entretenerles bastante les resulta muy divertido para retomar sus hábitos antes de la verdadera vuelta al cole: «Hay familias que han tenido mucho miedo y les cuesta el tema de que los niños vuelvan a salir, pero desde el respeto entendemos que cada uno tiene sus ritmos. Estas colonias favorecen que se hagan una idea de cómo será volver al colegio, aunque todo irá cambiando. Todo lo que los pequeños puedan predecir les da mucha seguridad», apunta Ramos ante la cartelería de normas y recomendaciones.

Hasta el 31 de julio, aún les quedan algunos días para disfrutar, pasarlo bien, aprender y refrescar esos temarios que durante el confinamiento se dejaron aparcados. Vuelven los campamentos y volverán los colegios, y aunque todavía no está muy claro cómo serán, estas colonias adelantan algo.

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