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CLAUDIA SAN MARTÍN
Domingo, 21 de julio 2019
María Plata no borró su sonrisa durante toda la noche del viernes 19 de julio, día oficial en el que Ubuntu Acción Solidaria comenzaba a ser una realidad palpable. La cita fue entre amigos y música en la que once artistas malagueños se unieron de forma altruista para disparar su arte a favor de esta nueva asociación, que crece como la espuma.
Ubuntu, que significa 'empatía' y 'ser porque todos somos', nace de la esperanza de Plata por crear una realidad algo mejor de la que le tocó ver. El año pasado en verano, esta malagueña viajó a la isla de Lesbos, en Grecia, a los campos de refugiados para ofrecer allí su ayuda. Lo que vio durante un mes de estancia, según relata, fue «el infierno en la tierra». Poco después de su regreso y con la idea fija de «volver y hacer algo», se reencontró con Mariángela Márquez y María del Carmen Ordóñez, dos amigas con las que realizó un máster de Cooperación Internacional en la Universidad de Málaga. 'Las Maris' de Ubuntu, como ahora se hacen llamar, clavaron fija su idea de crear en Lesbos un centro de atención y ayuda psico-emocional dedicado a los refugiados. «Nadie elige donde nace, y yo me siento muy afortunada por estar donde estoy. En los países en los que he estado cooperando con varias asociaciones he visto que hace falta mucha ayuda», relata María Plata, convencida de que este nuevo proyecto, que ocupa gran parte de su vida, saldrá adelante.
La idea de Ubuntu es recaudar el suficiente dinero –50.000 euros en un primer momento– para crear allí este centro en el que se ofrecerán cursos y talleres para que las personas refugiadas en la isla no se sientan atrapadas y encuentren una esperanza para poder cambiar de nuevo su vida. Mariángela Márquez, de origen venezolano, conoce de primera mano qué es abandonar su tierra en busca de una vida mejor y encontrarse de bruces con la realidad. «Aparte de las necesidades básicas de alimento, creemos que es necesario también alimentar el alma y empoderarse», comenta Márquez, haciendo referencia a una comparación muy sencilla: «Aún faltándote abrigos o zapatos, si tu alma y tu ser no se encuentran en situaciones de motivarse no irás a ningún lado. En cambio si tienes la capacidad de emprender y crecer, sacas fuerzas de donde no las hay para caminar 7 u 8 kilómetros sin alimento». Ésta es la idea principal de Ubuntu: empoderar el alma de las más de 10.000 de personas que viven hacinadas en condiciones infrahumanas en un espacio diseñado para sólo 2.000, que viajaron desde Siria huyendo de una guerra para toparse con otra mucho peor.
La realidad, que se conoce en Europa y es pan de cada día, son rostros tristes y desperados, y 'Las Maris' quieren cambiarlo. «En el campamento de Moria la gente vive aglomerada, y se cometen abusos a mujeres y niños. Esto me hizo reaccionar y querer volver», cuenta Plata. Lo cierto es que los comienzos no son nada fáciles, pero su empeño, dedicación y pasión por la cooperación internacional las está catapultando a cambiar la realidad de muchas de estas personas. «Un cambio de identidad siempre es traumático, y queremos que esa oportunidad de cambio se convierta en algo positivo. Sea donde sea», afirma Márquez esperanzada por poder recaudar el dinero suficiente en poco tiempo. Después de conseguirlo y partir hacia Lesbos, tienen en mente sostener este proyecto en la isla durante un año, y que ya asentado, puedan continuarlo las mismas personas que están allí. «No queremos que el centro sea dependiente de quien lo crea, para así abrir más centros Ubuntu por los lugares que sea necesario», cuenta Mariángela Márquez.
Durante el evento del viernes 19 entre concierto y concierto, estas tres mujeres emprendedoras lanzaron un vídeo denuncia, en colaboración con Entre Fronteras, para que los asistentes conocieran cuál es la realidad de estas miles de personas. Desde entonces comenzó su 'crowdfunding' y algunos eventos más que tienen entre manos tras el verano para que la lucha por convertir ese «infierno» en un lugar habitable no cese nunca.
La isla de Lesbos, que comenzó a darse a conocer en 2015 cuando encontraron el cadáver el pequeño sirio Aylan Kurdi en las costas turcas, es uno de los primeros destinos y puerta a Europa que tienen los refugiados sirios. A pesar de ello, cuando llegan a este lugar se encuentran con una realidad más oscura, deprimente y triste de la que vivían en su país de origen. Muchas son las asociaciones y personas anónimas que, como 'Las Maris', se dedican a mejorar la vida de las 10.000 personas que allí se hacinan. Entre ellos, María Plata conoció la ayuda que realizan desde Proemaid, enseñando a niños y niñas de todas las edades a nadar y a perderle miedo al agua. «En Lesbos hay gente muy implicada trabajando sin descanso desde hace muchos años, como Luz Carmona con su proyecto 'Light without borders', que ofrece servicios oftalmológicos, la enfermera Idioa Moreno, o Julio con su Móvil Kitchen para darle comida digna a los refugiados», explica Plata.
Desde Ubuntu tienen claro que van a conseguir llegar hasta Lesbos y ayudar psicológicamente a estas personas atrapadas en la isla, pero necesitan la colaboración de aquellos a los que su proyecto les llegue al alma. La formación, que están ya poniendo en marcha en colaboración con la asociación Arrabal será de talleres de emprendimiento o empoderamiento, ayudas emocionales, pedagógicas o tratamiento de traumas, entre otros. «Estuve muy poco tiempo en Lesbos, pero ese tiempo se multiplicó porque es increíble la cantidad de acontecimientos que ocurren», explica Plata aún con la tristeza en los ojos. Su Instagram para poder conocer más su proyecto es @ubuntu_accion_solidaria.
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