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RIESGO. Practicar ejercicio físico de forma obsesiva es un peligro para el organismo. / I. PÉREZ
Comienzan a tratar como una adicción la obsesión por machacarse en el gimnasio
MÁLAGA

Comienzan a tratar como una adicción la obsesión por machacarse en el gimnasio

La vigorexia es un trastorno que afecta sobre todo a jóvenes que se ven escuálidos a pesar de haber conseguido aumentar su masa muscular. El exceso de culto al cuerpo crea problemas psicológicos y de alimentación

ÁNGEL ESCALERA

Lunes, 10 de noviembre 2008, 02:49

La imagen que refleja el espejo es la de un joven musculado y fuerte, pero la que él ve se corresponde con una persona escuálida y débil, lo que le hace obsesionarse y machacarse a diario en un gimnasio. Este síntoma identifica a la vigorexia, un trastorno que afecta cada vez a más jóvenes, que necesitan un tratamiento integral para superarlo. La vigorexia o complejo de Adonis es lo contrario de la anorexia. Sus efectos son también muy perjudiciales para los pacientes que la sufren. El trastorno se manifiesta por un excesivo culto al cuerpo y por el deseo de ganar masa muscular. Para ello, incluso se recurre a los anabolizantes y a sustancias ilegales que dañan el organismo. Precisamente, la policía está investigando el robo de más de cien dosis de hormonas del crecimiento, que podrían estar valoradas en unos 60.000 euros, detectado durante la última semana en el Hospital Carlos Haya de Málaga. La vigorexia es un padecimiento eminentemente masculino. En un 85% de los casos afecta a chicos. Suele aparecer en edades tempranas, en chavales de 13 a 15 años, indicó a este periódico la vicepresidenta de Adaner-Granada -asociación de familiares de enfermos de anorexia y bulimia-, María Díaz Rivas. «Hay cada vez más casos de vigorexia que necesitan ser tratados. Esto está saliendo ahora a la luz», indicó Díaz Rivas. Dolor en las articulaciones Explicó que no es igual que un adulto haga culturismo a que lo practique un adolescente, porque su cuerpo está en formación. Así, si tiene una excesiva masa muscular, su esqueleto no soporta ese peso. Eso hace que aparezca dolor en las articulaciones y que se sienta mal. La vigorexia tiene un caldo de cultivo entre jóvenes con un bajo nivel de autoestima que se ven atrapados por una desmesurada afición al gimnasio. Por más masa corporal ganen, ellos se obsesionan con que están enclenques y deben machacarse más haciendo ejercicio físico. Es una espiral de la que no logran salir hasta que reciben una atención especializada, que consiste en ayuda psicológica, nutricional e incluso psiquiátrica en los casos más graves. Estos chicos suelen ser reacios a acudir al médico a contarle el problema que sufren. «Tienen que sentirse muy mal para que pidan ayuda», precisó la vicepresidenta de Adaner Granada. El uso de anabolizantes es también otra consecuencia que se asocia a la vigorexia, en un intento de mejorar el rendimiento físico e incrementar el volumen de los músculos. Con el uso de estas sustancias no se obtiene ningún beneficio, sino todo lo contrario, ya que producen muchos trastornos en el organismo como masculinización e irregularidades del ciclo menstrual en las mujeres, acné, problemas cardíacos, atrofia testicular, disminución de la formación de espermatozoides y retención de líquidos, entre otros. La alimentación es otro problema muy importante, ya que las personas con vigorexia consumen muchas proteínas e hidratos de carbono y poca cantidad de grasa en un intento de favorecer el aumento de la masa muscular. «Esos jóvenes dejan de lado las frutas, las verduras, las legumbres y los lácteos, que son alimentos básicos para llevar una alimentación sana y equilibrada. En cambio, abusan de los huevos crudos, porque creen que así van a ingerir muchas proteínas, lo que es un error, ya que hay que cocinar el huevo para que las proteínas hagan efecto. En cambio, se arriesgan a coger una salmonelosis», explicó Díaz Rivas. El apoyo familiar es fundamental para vencer la vigorexia. Los consejos de la familia deben dirigirse a hacer comprender al paciente que es necesario que disminuya la ansiedad por la práctica deportiva intensa, recomendándole que se interese por actividades menos nocivas. MÁS INFORMACIÓN Adaner-Granada. 958 52 35 23. www.adaner.org

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