Un juego de trazos divertidos
El Estudio de Pintura Infantil de Nerja lleva casi 40 años de andadura. A lo largo de su historia, han pasado por este espacio de creación alrededor de 14.000 alumnos que han hecho del arte una diversión
TEXTO Y FOTOS: ANTONIO CHAVES
Lunes, 17 de diciembre 2007, 09:47
Cuando la vida no pasa de ser un juego, todo es más fácil y divertido. No hay obligaciones, no hay hipotecas, ni jefes echando el ... aliento en el cogote de manera impertinente. Ese aire se respira en el Estudio Municipal de Pintura Infantil de Nerja, un espacio de creación que, a partir de la inocencia, lleva casi cuarenta años de historia en la localidad después de fundarse en 1969.
Los dibujos de los 150 pequeños artistas matriculados este año en las aulas del Centro Giner de los Ríos y el colegio Fuente del Badén han sido motivo de una exposición en la Sala Mercado de la localidad en el mes de noviembre.
«¿Esto es fabuloso!», exclama la profesora Esperanza Ortega, que lleva 25 años enseñando a dibujar a los niños de Nerja. «Están en completa libertad, no como en el colegio, que tienen que estar sentaditos», enfatiza. Y así. Entre trazo y trazo, los pinceles se mueven a ritmo en alegría, entre un jolgorio que va más allá de considerarse artistas.
«Juegan con los colores, desarrollan la imaginación porque ellos parten de un tema que le damos y lo desarrollan», explica la profesora mientras rellena las paletas de los pequeños junto al otro docente encargado de los precoces artistas, José María Sicilia.
Y el tema de hoy son los peces. Manuel, de 4 años, parece ajeno a todo juego y se centra en su lienzo de pared. Asegura que le gusta pintar de todo. ¿Y cuántos dibujos ha hecho?: «80.000 ciento dibujos», espeta sin levantar la vista de su creación. Aún no domina la gramática ni el concepto de cantidad, pero dibuja los peces como nadie. María tiene ya siete años y le gusta pintar los peces «porque son muy bonitos». Cuando se baña en la playa no los ve, cuenta, pero los sabe trasladar a su obra.
Magia en la paleta
«Les damos una paleta y ellos mismos van haciendo sus mezclas para conseguir otros colores; para ellos es magia», explica Esperanza Ortega. María tiene seis años, no habla mucho pero tiene una mirada tan potente que parece atravesar sus dibujos. Su compañera Andrea, de la misma edad, si es más desenvuelta en el verbo. «Estamos en la misma clase», asegura. Y casi sin respirar resuelve: «Mira, con el blanco, el azul y el rojo sale el lila». La magia de Andrea en su paleta.
Los profesores también les enseñan a usar los pinceles. «Las cartulinas las ponemos en la pared y así tienen un espacio grande para moverse», subraya Ortega. «Aquí se lo pasan pipa y hacen lo que en sus casas no pueden», agrega. La verdad es que no estaría bien que se hicieran pruebas para mezclar el lila en ese sofá camá recién comprado. Cuarenta años de trazos dan para mucho. La idea fue de Ramiro Ramos, profesor de la Escuela Pablo Montesinos de Madrid. Y a él se le sumaron pronto Isidro Delgado Cunquero, Rafael Ruiz Laín, Rafael Cuenca Rodríguez y José Adolfo Pascual Navas. La Escuela de Pintura Infantil fue declarada de Interés Cultural por el Ayuntamiento de Nerja y después de Interés Cultural Provincial por la Diputación.
Hubo una época en que había cupos para veraneantes. Y la gente les llamaba la escuela sin vacaciones. En los años ochenta Rafael Ruiz y José Adolfo Pascual impartieron cerámica y la edad de los alumnos se prolongaba hasta los 16 años. Ahora, conforme se hacen mayores, la capacidad de interferencia de otros juegos tecnológicos y otras distracciones adolescentes les aleja de la diversión del arte. «Desde que llega la edad de la comunión, dejan de venir», apostilla Esperanza Ortega.
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