

Secciones
Servicios
Destacamos
TEXTO: ANTONIO M. ROMERO
Domingo, 21 de octubre 2007, 13:38
HUBO un tiempo en el que gozaron de poder e influencia. Años y siglos en los que su presencia y su nombre imponían respeto por doquier. Eran mitad monjes, mitad guerreros, en un mundo de luchas religiosas y culturales. El devenir de la historia, sus avatares y circunstancias, y los cambios sociales vividos les llevaron a un segundo plano. Hoy, casi un milenio después de la fundación de las primeras, las órdenes medievales siguen vigentes. Sus cometidos y funciones, sin olvidar su germen, se han adaptado a los nuevos tiempos. Por muy lejanos que puedan parecernos, la Orden de Malta, la de los Caballeros del Císter y del Santo Sepulcro, o los templarios tienen presencia en nuestra provincia. Más allá del mito o la leyenda, alimentado en algunos casos por libros pseudohistóricos, los representantes de estas órdenes reivindican su importante papel, en algunos momentos muy determinantes, en la historia de la Europa cristiana y su relación con Tierra Santa.
Aproximadamente, unas 150 personas pertenecen en Málaga a estas cuatro órdenes, según los datos recabados por este periódico. En general, son hombres y mujeres de diversos estratos sociales: se pueden encontrar desde profesionales liberales (abogados, médicos, ), comerciantes, auditores, hasta carpinteros o peluqueros, pasando por miembros que tienen probada su pertenencia a la nobleza.
Un análisis pormenorizado desvela que hay ciertos matices. «No somos una élite. Tenemos personas de todas los estratos sociales», afirma Miguel de Lorenzo, Prior General del Gran Priorato Nacional del Temple, que reside en Málaga a cargo de la encomienda provincial fundada hace unos quince años. El doctor José Luis Narbona, presidente de la Hermandad de la Orden de Caballeros del Císter en la provincia desde 1992, señala que son los propios miembros los que proponen a otras personas, por su trabajo o su relevancia pública, para que ingresen en la misma. A ella pertenecen el actual alcalde, Francisco de la Torre, los empresarios Bandera Vivar, Andrés Piédrola, o el ex presidente de la Diputación Luis Vázquez Alfarache. «Tan fundamental es un albañil como un notario», concluye.
Carácter laico
En el caso de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro, su delegado en Málaga, Isidoro del Valle -caballero desde 1992-, explica que para formar parte de ella es necesario acreditar que «al menos» dos apellidos tienen origen nobiliario, además de ser católico y tener conciencia del problema existente en Tierra Santa. Hasta no hace mucho tiempo la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, uno de cuyos miembros es el cónsul honorario de Portugal en la provincia, Rafael Pérez Peña, exigía la pertenencia nobiliaria, aunque ahora se ha flexibilizado y se valoran las virtudes de los aspirantes, que deben ser católicos y participar en las actividades asistenciales de la orden. Los interesados son invitados a ingresar por recomendación de algún miembro.
En cuanto a su carácter son organizaciones con origen caballeresco, que actualmente se definen como laicas, aunque mantienen lazos con la iglesia católica en distinta graduación. Los templarios no discriminan a ningún miembro por razón de sexo, raza o creencia. «Los miembros deben practicar la solidaridad y fomentar la austeridad frente a los valores de la actual sociedad consumista, aceptando que la fe es libre y personal, por lo que debe ser respetada», señala De Lorenzo. Mientras que para ingresar en la Orden del Santo Sepulcro se exige ser católico. Quienes más vinculación tienen con la Iglesia de Roma son las otras dos, el Santo Sepulcro y Malta. Ambas están bajo la tutela de Su Santidad el Papa.
Asimismo, la Orden de Malta tiene una particularidad y es que es reconocida como un Estado, con sede en Roma, sin territorio, y cuenta con embajadas en un centenar de países y ante organismos internacionales. Además, es «la única orden» que a su vez es religiosa y de caballería, según explica Rafael Pérez Peña, quien en colaboración con el militar e historiador Esteban Alcántara -como dibujante- han escrito el cómic 'La soberana Orden de Malta... la historia'.
El ingreso en todas estas órdenes es, sin lugar a dudas, el momento más solemne y tradicional con reminiscencias de sus orígenes. En el caso de los templarios se lleva a cabo en una iglesia, convento o castillo, recibe el nombre de investidura y se hace con una espada sobre los hombros. Lo mismo ocurre en el Santo Sepulcro cuando se realiza el llamado 'cruzamiento', que debe efectuarse en una Catedral (el próximo será los días 26 y 27 de noviembre en la Catedral Castrense de Madrid y cuyo ceremonial es abierto al público). En el Císter se impone una medalla y en Malta juran su pertenencia.
La actividad de estas órdenes en Málaga se circunscribe, fundamentalmente, a actividades de representación. Así la Orden de Malta desfila en la Cofradía de Fusionadas, cuya sede canónica es la iglesia de San Juan. Precisamente, cuando en el siglo XVIII el terremoto de Lisboa se dejó sentir en Málaga y destruyó la torre de este templo, fue restaurada con el apoyo de esta orden. Sus recuerdos aún son vigentes en la entrada por la calle San Juan donde se ven varios escudos de la orden esculpidos en la piedra.
También desfilan en Semana Santa, con la Cofradía del Sepulcro, los caballeros de esta orden, que anualmente celebran un rastrillo en Madrid con el que consiguen fondos para enviarlos a Tierra Santa para mantener la presencia cristiana. Por su parte, los templarios quisieron rehabilitar el antiguo hospital de Santo Tomás -frente a la iglesia del Sagrario y la Catedral- para convertirlo en una residencia de mayores, aunque se encontraron con ciertas reticencias por parte de la iglesia que le hicieron abandonar el proyecto. Entre sus iniciativas está la de realizar un acto de investidura en Málaga. «Sería el primero que se efectuaría en la provincia ya que históricamente los templarios nunca llegaron a Málaga, lo más cercano que estuvieron fue en Córdoba y Sevilla», recuerda el prior.
Por su parte, la Orden del Císter consiguió hace una década el traslado de los restos de Pedro de Mena al convento de la orden, así como a apertura del museo. «Queremos una mayor promoción y en ese sentido van a ir nuestras actividades futuras. Asimismo, queremos convertirnos en un Patronato», relata Narbona.
Pero, ¿conoce realmente la sociedad estas órdenes y sus actividades? Aquí las opiniones son diversas. Para Miguel de Lorenzo «la leyenda buena y la leyenda mala» que acompaña a su organización hace que todas sus conferencias y charlas despierten un «gran interés». Asimismo, considera que la mitad de lo que se publica sobre su orden es imaginación del autor y el resto una recopilación de lo que ha leído «sin detenerse a pensar si es verdad o no». «Aún no ha habido ningún templario que haya escrito un libro sobre nuestra historia», apunta.
Para Isidoro del Valle la sociedad española desconoce la labor de la Orden del Santo Sepulcro, que se fundó en su día para protegerlo. Una opinión en la que coincide el doctor Narbona.
Respecto a la financiación, las cuotas anuales y donativos son las principales vías de sostenimiento económico de éstas órdenes, así como de diversas actividades como rastrillos para recaudar fondos con los que desarrollar sus fines y objetivos y continuar así una labor con siglos de historia y tradición.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
¿Por qué ya no vemos tantas mariposas en Cantabria?
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.