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EL PARQUE. Palmera azul mejicana. / DAVID MARÍN
MONUMENTOS VERDES MALAGUEÑOS

9. La palma azul mejicana

JOSÉ ANTONIO DEL CAÑIZO

Sábado, 1 de septiembre 2007, 03:30

AL airoso desfile de los trece árboles muy diversos hasta ahora seleccionados se une hoy una hermosa palmera muy céntrica: la palma azul mejicana (Brahea o Erythea armata) que vive en la zona de juegos de la franja Sur del Parque próxima a la Plaza de La Marina, y alza su copa plateada mucho más cerca de la calzada central que del Paseo de los Curas. Ahora ofrece sus largas y arqueadas inflorescencias con miles de flores amarillas, y paulatinamente irá luciendo más y más sus frutos también dorados.

Los monumentos verdes de esta antología los elijo entre los que se pueden ver paseando por las calles de Málaga; pero evidentemente también es importantísimo el poético y simbólico ejemplar de esta misma especie que destaca en el Jardín Botánico-Histórico La Concepción, a pocos pasos de la estatua de la Ninfa y su arroyo.

Son dos exquisitos representantes de esa especie nativa del Noroeste de Méjico, concretamente de la península de la Baja California y de Sonora, que es una de las más decorativas de la familia palmáceas o arecáceas, gracias a sus hojas de color grisáceo, plateado o azulado, que varía según le dé la luz, lo cual hace que un mismo ejemplar produzca diversos y bellos efectos en diferentes días y horas. Dicho colorido se da en ambas caras del limbo, mientras que en otras palmeras con palmas grisáceas o glaucas ese color solo lo tiene el envés.

Su tronco puede alcanzar hasta unos doce o quince metros de altura y unos cuarenta o cincuenta centímetros de diámetro, suele tener la base algo hinchada, presenta estrías verticales y cicatrices horizontales, y sus hojas secas suelen permanecer largo tiempo colgando. (Son las únicas que se deben cortar, tal como vengo insistiendo para ver si se les mete en la cabeza a los que cortan muchas verdes).

En sus zonas de origen vegeta en cañones desérticos y colinas con suelos rocosos, y en altitudes bajas y medias. En nuestro país se ve sobre todo en zonas costeras cálidas. Puede vivir a pleno sol desde joven. Es muy rústica. Resiste la sequía y los suelos pobres, se adapta tanto a climas templados secos como templados húmedos, y resiste heladas de hasta unos once y, según ciertos autores, incluso unos quince grados bajo cero.

Debe usarse como ejemplar aislado, con espacio libre alrededor, para que se puedan apreciar bien su silueta y su belleza. Quienes deseen plantar alguna palmera plateada, de esta especie o de ese 'best-seller' de Madagascar que se llama Bismarckia nobilis o palmera de Bismarck (de ambas suele haber en los buenos viveros) deben procurar que sus copas contrasten con un fondo de follaje verde oscuro, para que luzcan plenamente.

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