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En la pasada convocatoria de abril se presentaron el doble de personas para intentar obtener el Graduado en Secundaria que en el año anterior. :: ÁLVARO CABRERA
MÁLAGA

La mayoría de los jóvenes que quieren retomar los estudios se quedan en el camino

Sólo el 20% de los alumnos que se presentaron a la convocatoria de abril para el Graduado en ESO lograron el aprobado

AMANDA SALAZAR asalazar@diariosur.es

Jueves, 29 de abril 2010, 10:41

Hace años dejaron los estudios y se pusieron a trabajar en cuanto pudieron. Los sectores de la hostelería o la construcción requerían mano de obra y muchos jóvenes apostaban por empleos poco cualificados, pero que les reportaban dinero rápido. La crisis ha cambiado las cosas y ahora miles de jóvenes malagueños que engrosan las listas del paro buscan una segunda oportunidad que pasa por retomar los libros. En cualquier puesto de trabajo se les exige el título de Graduado en Secundaria. Por eso, más de 7.600 personas se apuntaron en abril para hacer el examen que certifica estos conocimientos, el doble de solicitudes que el año anterior.

Pero ese renovado interés por los estudios no se traduce siempre en resultados positivos. Según datos de la delegación de Educación, sólo el 20% de los alumnos que se presentaron a la pasada convocatoria de abril han conseguido el aprobado. Esto supone que ocho de cada diez adultos que intentaron sacarse el graduado en ESO en la provincia se han quedado en el camino.

Desde las academias encargadas de preparar a los estudiantes para las pruebas explican las razones de este fracaso. «Tienen una base muy pobre, poco hábito de estudios y poca continuidad», resume Victoria Reinosa, directora y profesora de la Academia Omega de Blas de Lezo, en la capital. Reinosa confirma que muchos de los nuevos alumnos son jóvenes parados de la construcción que acuden porque necesitan el título para otro empleo o para presentarse a oposiciones. «Muchos intentan compaginar estos estudios con el trabajo y la familia y eso hace que falten a menudo a clase y que no estudien luego en sus casas», opina Ismael Corredero, de Keops-Kefren de la Carretera de Cádiz.

Para Julio Vera, pedagogo de la UMA, hay que diferenciar entre dos tipos de alumnos que tratan de retomar los estudios. Por un lado, personas de más de 35 años que en su día abandonaron la escuela porque en sus familias nadie había estudiado y que con el tiempo deciden prepararse, disfrutan aprendiendo para mejorar en su trabajo o como reto personal. «Con un poco que se les ayude, suelen aprobar porque tienen motivación», dice. En el otro grupo, están los jóvenes que han crecido con todas las facilidades para que estudiaran, no lo hicieron y optaron por trabajos esporádicos que les reportaban un buen sueldo de forma inmediata. «El problema de este grupo es que vuelven a estudiar, pero porque no les queda otro remedio; están en el desempleo y necesitan el graduado, pero no lo hacen por convicción ni por querer aprender», indica. Vera cree que se trata de una generación que ha perdido el tiempo, pero no está totalmente perdida. «Los momentos de crisis, tanto económica como vital, deben servir para sacar lecciones; si hemos suspendido el examen una vez, tenemos que prepararnos más para la próxima», dice.

Para el delegado de Educación en Málaga, Antonio Escámez, los resultados son positivos. «Las cifras de personas que se han presentado este año son un récord, lo que muestra que la gente es cada vez más consciente de la importancia de los estudios», dice. Cree que el reto ahora es conseguir que no se queden sólo con el graduado y que se reenganchen a la Formación Profesional o incluso a la Universidad. Aunque el mejor antídoto, sin duda, sería reducir el fracaso escolar, que el Informe Pisa sitúa el en 30% en España.

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