Melilla, ejemplo de solidaridad con los animales abandonados

La adopción de animales abandonados o acogidos en protectoras y centros caninos es una de las mejores alternativas a la hora de plantearse tener una mascota. Así lo defienden los responsables de estos centros y los miembros de organismos y entidades protectoras como el Centro Canino de Carlos en Melilla.

Si bien en el resto de España es tristemente habitual ver cómo disminuye el número de plazas en centros de acogida y perreras, Melilla sin embargo es un lugar privilegiado para los animales abandonados. Mascotas regaladas por Navidad o Reyes, cumpleaños, celebraciones. Que muchas veces acaban como un trasto más, abandonados cuando se pierde la ilusión del regalo. Sin embargo, se trata de una mala costumbre que, a ojos de quienes velan por el bien de los animales, en esta ciudad apenas ocurre.

Carlos Sánchez está convencido del grado de concienciación de los melillenses. Tras años de experiencia, no sólo en la acogida de animales abandonados y su cuidado para la adopción, sino también en su seguimiento, reconoce el privilegio de las mascotas en esta ciudad donde se oye, más que se vive, lo que con tanta frecuencia ocurre en otros puntos del territorio nacional en los que se incrementa el número de animales abandonados a medida que se alejan las fechas navideñas.

«En Melilla no se da o se da muy poco», reconoce, explicando cómo por compañeros de la península conoce la problemática a la que se enfrentan a causa de la inconsciencia de quienes no entienden que regalar una mascota va más allá del detalle. «Llevo muchos años acogiendo perros, adiestrándolos, y cuando los vendes o los das en acogida, les haces un seguimiento». El Centro Canino de Carlos cuenta con una población de unos 70 animales, de los que buena parte proceden de camadas «asilvestradas».