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Muros de lenguas

JOSÉ MARÍA ROMERA

Viernes, 27 de enero 2017, 11:01

No es que los anteriores inquilinos de la Casa Blanca fueran unos fervientes admiradores del castellano, pero al menos lo respetaban. Unos, por convicción cultural. ... Otros, porque intuían que prestarle algo de atención no podía depararles más que ventajas. Las cuentas son sencillas: una comunidad de 50 millones de hablantes representa un interesante nicho de mercado y una nada despreciable bolsa de electores. La proverbial tendencia del norteamericano medio al monolingüismo no impedía que el lema del 'English Only' fuera reduciéndose poco a poco al ámbito más ultramontano y nacionalista de su clase política. Que Trump lo haya vuelto a poner en circulación añade un signo de alarma más a la larga lista de despropósitos con que nos viene afligiendo en estos primeros días de su mandato. La supresión fulminante de la web en español de la Casa Blanca debe ser entendida como un mensaje de desprecio hacia la población latina, la misma que Trump pretende colocar al otro lado del muro en la frontera con México. Pero su carácter excluyente afecta también a la lengua en sí misma, a un bien de naturaleza cultural que no solo enriquece a un país cuya historia se ha ido tejiendo a base de aportaciones de distintas raíces e identidades, sino que forma parte inseparable de su propio patrimonio histórico.

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