El misterio de las papeleras doradas se extiende por la capital

El misterio de las papeleras doradas sigue creciendo conforme pasan los días. Lejos de encontrarse al autor de las pintadas o de localizar alguna pista plausible sobre su origen, los vecinos de la capital se han topado con objetos decorados también en el Centro. Dos papeleras en la calle Alemania, un contenedor de papel en el campus de El Ejido y un recipiente en la calle Refino han aparecido pintados con un llamativo color oro.

Tras pintar varios objetos hace unos días en las calles de Rincón de la Victoria, el autor de estas pintadas ha decidido desplazarse hasta la capital para seguir extendiendo sus redes. Hasta el momento se desconoce quién se encuentra detrás y si se trata de una simple gamberrada o tiene algún tipo de trasfondo reivindicativo. No obstante, junto a las papeleras decorada no hay ningún mensaje ni firma.

Más allá de su buen o mal gusto en las redes sociales ya hay un buen número de usuarios que defiende que así quedan mejor que sucias, desde el Ayuntamiento entienden que se trata de una gamberrada y que su autor se enfrenta a sanciones por estropear el mobiliario urbano. Tanto es así que la ordenanza municipal de convivencia ciudadana lo considera una falta muy grave y lo castiga con multas que oscila entre los 750,01 y los 1.500 euros.

Reposición del daño

Tampoco tienen indicios de si se trata de un problema puntual o de si irá a más. Y por ello advierten de que si se coge a los autores deberán hacer frente a la reposición de lo deteriorado. En Rincón de la Victoria han pintado un banco junto a la Oficina Municipal de Turismo, una papelera en la plaza de la Iglesia, una fuente y una papelera en la plaza de la Constitución y un columpio en el parque infantil ubicado en la zona centro del paseo marítimo.

Las personas que trabajan en las zonas afectadas por estas pintadas tampoco tiene datos de lo que ha ocurrido. En la calle Alemania, Yuli Jiménez, propietaria de la tienda Y&N Clothing, afirma que nadie en el barrio sabe quién puede haber sido. Su tienda está justo enfrente de una de las papeleras doradas y no se había dado ni cuenta. «No teníamos ni idea de que habían realizado pintadas; no se ha comentado en el barrio», dice.

También cuentan lo mismo en el Centro de Arte Contemporáneo. Uno de sus vigilantes cuenta que un día se las encontraron así, junto a dos piedras también pintadas. «Las piedras desaparecieron, pero no sabemos quién puede haber sido ni los motivos que tiene para haberlo hecho», resumen.