Una década sin Hohenlohe
Marbella inicia un programa de actos en homenaje al empresario y promotor
MÓNICA PÉREZ
Lunes, 23 de diciembre 2013, 02:59
Cuando se cumplen diez años de la muerte del príncipe Alfonso de Hohenlohe, la ciudad que debe buena parte de su reconocimiento internacional a la figura del empresario y promotor echa a andar un programa de actos con el que, a lo largo del próximo año, se recordará la figura de quien durante décadas fue considerado el promotor por excelencia de la Costa del Sol, impulsor el hotel Marbella Club y de la urbanización Puente Romano. Los reconocimientos arrancaron en la tarde de ayer con una misa en recuerdo oficiada en la iglesia de La Encarnación y a iniciativa de amigos y algunos familiares cercanos, si bien la presencia de éstos últimos fue poco representativa. Tan solo la hija menor de Alfonso, Désirée de Hohenlohe, acompañada de su marido y su hijo, acudió al solemne acto. No faltaron María Luisa de Prusia y su esposo el Conde Rudi Schomburg, quien destaca el «necesario» homenaje que merece una figura tan destacada del urbanismo y sobre todo del sector turístico de la ciudad. El presidente de la Fundación Banús, Cándido Fernández Ledo, la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, y el concejal de Turismo, José Luis Hernández, quisieron igualmente estar presentes en la misa.
José Salobreña, autor granadino y allegado a Hohenlohe se encuentra entre el grupo de impulsores de la iniciativa que lleva meses diseñando la «hoja de ruta» de los actos que se celebren en la ciudad, y que pasarán fundamentalmente por recordar y difundir «la labor desarrollada por Alfonso en Marbella y el legado que dejó en la Costa del Sol», explica.
Fue hace solo unos meses, en pleno verano, cuando algunos de los miembros más destacados del clan de los Hohenlohe se reunían en Marbella. El motivo, una exposión de fotos de uno de los hijos del príncipe Alfonso, Hubertus. La imagen quedó para la posteridad dada la dificultad de ver reunidos en la ciudad a sus familiares, artífices que fueron de la Marbella más glamurosa y cosmopolita y que supieron poner en el mapa una ciudad de pescadores que pronto se convirtió en lugar deseado por su clima, sus hoteles, su gastronomía, su vegetación y sus fiestas.
El recuerdo y homenaje a todo ese trabajo auspiciado por el propio Alfonso de Hohenlohe pretende además que esa imagen del verano se repita y que también sus más cercanos se sumen ahora. Quienes le conocieron y siguen defendiendo el valor de su figura insisten en la idea de que «sigue siendo el más idóneo referente en la preservación de la naturaleza, belleza, cultura y tradiciones».
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