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RAFAEL R. PUENTE
Lunes, 4 de marzo 2013, 10:34
Vuelta al pasado. De la sarga al terciopelo. La Cofradía del Amor y la Caridad tiene intención de renovar todos sus equipos de nazareno con vistas a recuperar el sello que le imprimieron sus fundadores, en 1923. Por este motivo, y tras la aprobación del cabildo, la corporación se encuentra ya trabajando en lo que denominan un 'plan de ahorro' de los recursos económicos, para acometer tal propósito. Así lo explica la hermana mayor, María del Carmen Ledesma, quien admite que la voluntad de la cofradía es sustituir las túnicas actuales, de sarga de tergal, por otras nuevas de terciopelo negro, tal y como eran primitivamente. «Lamentablemente, corren malos tiempos para emprender proyectos importantes, máxime cuando todavía estamos pagando la casa hermandad y nuestra implicación en la Fundación Corinto es total», explica Ledesma. Sin embargo, la principal prioridad de esta hermandad es el cambio de tejido de su vestuario, «porque, con el tiempo, las túnicas se estropean y si comparas una con otra, no hay un color negro igual», declara.
Con la renovación de los equipos de nazareno, la Cofradía del Amor y la Caridad rescatará una vieja estampa de la Semana Santa, aunque para esto habrá que esperar hasta 2015, «ya que este tejido no es barato, estamos hablando de más de 400 túnicas y nuestra idea es que también lleven el escudo de la cofradía bordado», revela María del Carmen Ledesma.
Cargos
Asimismo, la hermandad tiene intención de encargar nuevos hábitos penitenciales para cargos, en este caso en damasco, tal y como visten en la actualidad, con túnica negra, capirote de seda del mismo color y capa blanca para la sección del Cristo, y túnica blanca, capirote de la misma tonalidad y capa negra para los acompañantes de la Virgen, todos ellos con cíngulo dorado.
Una vez confeccionado el vestuario de los nazarenos, la hermana mayor de la corporación victoriana no oculta que existe entre los hermanos una inquietud por renovar el trono del Crucificado. En este sentido, Ledesma considera que al conjunto de José Ávila y Pedro Román, realizado en 1954, «le falta comunicación», define. «Es cierto que por nuestra mente pasa intervenir en el trono. No sé si la solución sería hacer uno nuevo, recreando el actual -opción menos probable por el alto coste que ello supondría-, o quizás, enriquecer la obra que hoy procesionamos, incorporando nuevos elementos iconográficos, que bien pudieran ser los evangelistas para las esquinas u otras referencias que tendremos que estudiar», comenta la máxima dirigente de la fraternidad nazarena.
«Vamos a crear una comisión para este asunto del trono y se analizarán todas las alternativas posibles, pero ahora urge la renovación de las túnicas y la atención a las familias necesitadas a través del economato social de la Fundación Corinto, pues el estado de la madera del cajillo y su mesa es excelente, en cuanto a la conservación se refiere. Por tanto, no precisa una inminente actuación», asegura. «Además, queremos finalizar la casa hermandad tal y como la concibió su arquitecto, Ángel Asenjo, con la inclusión de una gran cruz central», elemento singular del inmueble, aún ausente, que se realizará en malla calada, para que cuelgue sobre el salón de tronos, apoyada en los forjados de las tres plantas que conforman la sede social.
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