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LA CIUDAD INFINITA

Teorema de felicidad

JOSÉ ANTONIO MORENO MÁRQUEZ En twitter: @jammarq

Jueves, 27 de septiembre 2012, 04:01

Las ecuaciones de la felicidad son muy complejas. Sumas, restas, raíces cuadradas, etc... Operaciones con infinitos números. Encontramos páginas llenas de incógnitas a despejar para seguir un camino lleno de ángulos, intersecciones y curvas. Creemos dar con la solución y encontramos una puerta que abre la elección de otros caminos. Solo cuando hacemos un alto de la vida, empezamos a darnos cuenta que un estado de felicidad continua es difícil de alcanzar. En ese momento nos planteamos una simplificación de las condiciones y ecuaciones de la felicidad. Un día decidimos que si no reunimos las condiciones necesarias para lograrla, nos conformaremos con un estado inferior al que denominaremos igual.

Durante la infancia nuestros padres abrieron los caminos por donde creían que podríamos ser felices, tutelando nuestra búsqueda. Con la llegada de la edad adulta rompemos la tutela y empezamos a abrir nuestros propios caminos, en los que aprenderemos a adaptar nuestra idea de felicidad a la que los demás tienen de ella. Para poder evaluar el bienestar y la felicidad del conjunto de la sociedad se utiliza el concepto de calidad de vida; en el que intervienen la salud, la renta y la educación.

Como hemos visto, ante la imposibilidad de alcanzar la felicidad, la única solución es tomar los caminos que nos acerquen a ella. Con una calidad de vida cada vez más recortada se hace más difícil llegar a la meta. Es cierto que tenemos una ventaja indiscutible por nuestra situación geográfica y clima; pero lo que realmente nos lastra es la falta de trabajo y la pésima percepción existente de la vida política española, andaluza y malagueña. Ante tanto despilfarro, robo y decisiones equivocadas ¿Cómo podemos saber que la búsqueda paternalista y tutelada de nuestra calidad de vida no es otra cosa que una chusca gestión? Realmente, para ser felices, lo que necesitamos, es un cambio de rumbo en la política; que calme la presión social en vez de encenderla y usarla en su propio beneficio.

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