Fallece Pepe Carleton, memoria viva de los años dorados de Marbella
El decorador e intelectual tangerino fue impulsor del arte en la ciudad, anfitrión de grandes personalidades y símbolo de una época
HÉCTOR BARBOTTA
Viernes, 17 de febrero 2012, 02:33
Decorador exquisito, intelectual de primera línea e impulsor de la Marbella dorada de los años sesenta. La ciudad ha despedido a Pepe Carleton, uno ... de sus vecinos más ilustres y memoria viva de los años dorados en los que nació el mito de la Marbella cosmopolita. Carleton falleció el fin de semana y fue inhumado el lunes en el cementerio de Marbella.
Nacido en Tánger en el seno de una familia acomodada, llegó a Marbella a finales de las años cincuenta de la mano de la diseñadora Ana de Pombo, y en aquella ciudad que se iniciaba en el descubrimiento del turismo y a la que comenzaban a descubrir magnates y artistas de todo el mundo descolló primero como decorador y posteriormente como anfitrión de las personalidades sobresalientes que en esos años recalaban en la ciudad.
Fue estrecho amigo del dramaturgo francés Jean Cocteau, con quien montó un salón de té junto al Marbella Club, 'El camello de oro', uno de sus primeros negocios y que marcó toda una época en la ciudad. Aseguraba que Cocteau había encontrado inspiración en Marbella, ciudad que le recordaba a la Tánger mítica de los cincuenta, donde ambos habían trabado relación con intelectuales de la talla de Truman Capote, Paul Bowles o Tennessee Williams.
«Marbella llegó a ser la Tánger del sur de España en los sesenta», dijo en una entrevista concedida a este periódico en mayo de 2003. No en vano, en esos años personajes como Audrey Hepburn, Mel Ferrer, Edgard Neville, Josefina e Ignacio Aldecoa, Antonio el bailarín o Lola Flores encontraron cobijo en las tertulias que Carleton solía organizar en Cero, otro de los establecimientos que puso en marcha.
Gran defensor de la arquitectura clásica marbellí, a la que definía en pocas palabras -»sello mediterráneo, horizontal, patios, jardines, plantas del lugar, blancos, cremas, arte rústico»- se manifestaba horrorizado por el descontrol urbanístico sufrido por la ciudad desde comienzos de los años noventa. «Si hasta parece que el clima cambió», decía.
Quienes lo conocieron aseguran que pese a su origen familiar y a moverse profesionalmente en el mundo de las grandes fortunas nunca se dejó deslumbrar por ese mundo. Se consideraba una persona progresista y fue miembro de la agrupación local del PSOE.
Carleton, que vivía solo en un piso de la avenida Ricardo Soriano, era habitual en foros y citas intelectuales, aunque en los últimos meses había elegido el aislamiento. No quería que su deterioro físico quedara como recuerdo en la memoria de sus amigos. Uno de ellos dijo ayer a este periódico: «Se fue el alma de Marbella».
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