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«PALABRAS DESAFORTUNADAS».
Jueves, 29 de septiembre 2011, 03:12
La duquesa de Alba quiere paz en su boda. Después de la que se montó con las declaraciones en las que tachaba a su nuera Inka de «mentirosa, mala y envidiosa», ha recapacitado y coincide con su hijo Jacobo: «Mis palabras fueron desafortunadas y espero que sean pronto olvidadas». Aunque con muestras de arrepentimiento por las formas, parece que Cayetana sigue teniendo cierto resquemor a cuenta de su herencia. «Me he sentido dolida porque, por su mujer, ha negado las numerosas donaciones que le he hecho. He querido a mis hijos por igual y he repartido el legado de la manera más justa». La duquesa ha recordado a su hijo todos los bienes de la familia Alba que han quedado en su poder. «Las mejores tierras en Salamanca, una casa en Madrid, un gimnasio, una gran cantidad de dinero para la reforma de su casa de El Ampurdán y cuantiosos viajes».
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