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A. SALAZAR
Domingo, 31 de octubre 2010, 02:42
«A nosotros nos cuesta más que en otras nacionalidades porque en Holanda o Alemania los niños escuchan desde la cuna dibujos animados en inglés, las películas no se traducen y eso va educando el oído», señala Modestina Romero, de la EOI de Málaga. Esta crítica hacia la industria del doblaje española la hacía hace unas semanas el propio ministro de Educación, Ángel Gabilondo.
Las fuentes consultadas también apuestan por la prueba oral de inglés en la Selectividad. «Si los institutos saben que los estudiantes de Bachillerato tienen que pasar el examen de conversación, se preocuparían por fomentar la participación», dice Beatriz Llorente, del Instituto Internacional de Idiomas. En lo que también coinciden los expertos es que entre los malagueños falta constancia y sobran complejos y vergüenzas. «Quieren resultados rápidos y se rinden pronto», asegura Boelo Van Der Pool, de Babel Idiomas, quien asegura que los problemas de los españoles con los idiomas no se debe a la genética, sino al sistema de enseñanza. «Solo se han puesto parches», opina.
Cuestión aparte es el mantenimiento de lo aprendido. «Un idioma no deja de estudiarse nunca», dice Romero, que aconseja a los estudiantes que realicen cursos de refuerzo, viajen al país de la lengua, lean libros, vean películas en versión original o realicen intercambios con estudiantes nativos. «Ahora con Internet hay mil posibilidades», continúa mientras reivindica una vez más para la EOI los niveles C1 y C2 que certifican la maestría. Aunque su principal lucha es conseguir una segunda escuela de idiomas para la capital. «Ahora mismo, estamos colapsados», reconoce.
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