Cristóbal González, autor del libro, muestra una foto de Brenan con gentes del pueblo. :: J. J. B.
CULTURA

Gerald Brenan, en la memoria

Un libro recuerda los últimos años que el escritor pasó retirado en Alhaurín el Grande. La obra pone en valor el vínculo del hispanista con el pueblo malagueño que eligió para morir tras una vida de trotamundos

J. J. BUIZA

Lunes, 21 de junio 2010, 11:01

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¿Quién fue realmente Gerald Brenan? Las fuentes habituales nos hablan de un afamado hispanista británico, autor de una veintena de obras de diversos ... géneros, estudioso de la literatura española, testigo reflexivo de la Guerra Civil, viajero infatigable, mujeriego empedernido y precursor del trabajo de otros compatriotas suyos que, años después, se instalaron en nuestro país para profundizar en su cultura, sus letras o su historia. Pero para muchos vecinos de Alhaurín el Grande, Gerald Brenan (Malta, 1894 - Alhaurín el Grande, 1987) era sobre todo un anciano solitario, que vivía en una casa apartada y que, de vez en cuando, se daba sus paseos por la localidad, como cualquier otro de su edad.

«Él preguntaba mucho por el pueblo; por sus costumbres, por cómo vivían los alhaurinos... Le gustaba esto», recuerda Cristóbal González Ramírez, uno de los pocos vecinos del municipio que tuvo la suerte de entablar una amistad con él. Ahora, Cristóbal, está ultimando la publicación de un libro que rememora precisamente los últimos años de Brenan en Alhaurín, el lugar que eligió para retirarse después de una vida convulsa.

El autor del libro, escrito en colaboración con Samuel Gutiérrez, destaca que con este trabajo ha buscado poner en valor el vínculo entre el pueblo de Alhaurín y el famoso hispanista, además de aclarar algunas circunstancias sobre su estancia y desmentir ciertos rumores que siempre han circulado. «Él nunca estuvo aquí secuestrado, como se ha dicho», afirma González. Se refiere aquí a todo lo que aconteció en la primavera de 1984, cuando Gerald Brenan fue enviado a un asilo en Londres en contra de sus propios deseos y después de 14 años residiendo en la localidad (a la que se trasladó desde Churriana tras la muerte de su esposa, Gamel Woolsey).

Aquel asunto fue seguido con gran interés por la prensa malagueña y española, que se hizo eco de su corta estancia en Inglaterra y su posterior vuelta a Málaga tras varias semanas de intensas gestiones políticas y diplomáticas. Antes de aquello, el hispanista vivía en Alhaurín el Grande con su amiga íntima, Linda Nicholson, y el esposo de esta, a quienes consideraba su auténtica familia. La carga que suponía cuidar de un anciano de 90 años hizo que fuera enviado a Inglaterra a una residencia, donde sólo pasó unas semanas. Para complacer los deseos del escritor, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento alhaurino acordaron hacerse cargo del viaje de vuelta y de los gastos de su estancia en su casa de la Cañada de las Palomas, donde desde entonces dos auxiliares de clínica se hicieron cargo de él.

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Cristóbal González sabe bien de aquellos días porque por esa época era el concejal de Cultura, aunque a Brenan lo conoció antes, en el 77. Pronto se forjó una amistad que duró hasta el fallecimiento del hispanista, en 1987. «Murió después de seis meses en la cama; se fue apagando como una vela», relata Cristóbal, quien, no obstante, prefiere quedarse con otros momentos. Como cuando, después de cesar como concejal en el 86, le llevaba chorizo a su casa y pasaba allí ratos agradables mientras Gerald se fumaba sus cigarrillos de la marca Celta. O como cuando durante un certamen de baile, descubrió que el anciano inglés seguía haciendo gala de su sentido del humor y su fama de mujeriego al señalar a una de las bailarinas y exclamar: «¡Quién tuviera una dentadura fuerte para comerse una fruta verde como esa!». Mientras tuvo salud, el británico visitaba cuando podía pueblos cercanos como Guaro o Tolox. «Era un enamorado de la sierra», apunta Cristóbal.

González reconoce que, no obstante, Brenan no se relacionaba demasiado con la gente del municipio. Sus constantes viajes durante su primera época en Alhaurín el Grande (entre el 69 y el 73 estuvo en Turquía, Grecia e Italia y, después, visitó con frecuencia sus queridas Alpujarras) y el delicado estado de salud que presentaba al final, le impidieron conectar con los vecinos, aunque siempre fue un personaje respetado y querido por el pueblo y sus gobernantes. Un ejemplo: tras recuperarse de una neumonía en marzo del 85, fue recogido del Hospital Civil de Málaga por dos policías municipales de Alhaurín.

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Sus achaques, que habían ido a más desde que en 1981 sufriera una fractura de cadera, le mermaron considerablemente a la hora de escribir, aunque de vez en cuando plasmaba sobre el papel sus pensamientos, casi siempre en inglés y con una letra poco legible. El propio Cristóbal González guarda algunos de aquellos escritos, que Brenan le daba en mano. «Me entregaba cartas para que las echara al correo, pero después me decía que me las quedara», afirma. En el libro que ahora va a publicar, con más de 200 páginas, se incluyen unos 14 de esos manuscritos y cerca de 80 fotografías. Además, se alternan los episodios de la vida del protagonista con explicaciones sobre el contexto de aquellos años en el pueblo y datos sobre la historia local.

Para su autor, en Alhaurín el Grande existe un antes y un después de Gerald Brenan, quien siempre aseguró que estaba encantado con la localidad. Aquel primer amor fue como el inicio de un idilio que todavía perdura entre este municipio y la comunidad británica, que ha fijado aquí uno de sus principales núcleos de residencia del interior de la provincia. «Gracias a Gerald Brenan aquí hay más de 4.000 ingleses», sentencia González.

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Fuente de inspiración también para otros escritores como Antonio Gala, quien lo definió como «el pueblo que yo soñé» y que pasa allí largas temporadas, Alhaurín ha intensificado las iniciativas en torno al hispanista para reforzar el nexo con su figura, potenciar las actividades literarias y contribuir al prestigio cultural de la población. Así, Gerald Brenan da nombre a una de las principales avenidas de entrada al casco urbano (el conocido como Camino de Málaga) y, también, a un certamen de relatos que el Ayuntamiento creó hace ahora seis años.

Fundación inactiva

Durante este tiempo, el certamen ha ido ganando prestigio y en su última edición se presentaron cerca de 2.500 relatos de toda España (mil más que el año anterior), y el ganador se llevó un premio de 3.000 euros. Alhaurín el Grande también acoge la Fundación Gerald Brenan, creada en 1984 con el objetivo de preservar su obra y difundir el estudio de sus libros.

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Sin embargo, desde su constitución la actividad de la citada fundación ha sido más bien escasa, en parte porque, pese a que el escritor donó parte de su biblioteca privada, otros manuscritos y libros pasaron al mercado de subastas. Por esta razón, hace unos años el filólogo Juan Antonio Díaz hizo un llamamiento para que llegaran donaciones privadas a la institución. Con el objetivo también de reactivar la fundación, el Ayuntamiento aprobó el pasado mes de febrero una moción para solicitar subvenciones a la Diputación de Málaga y a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, además de invitar a ambos organismos a formar parte del patronato de la entidad.

Según el Consistorio, renovar esta institución es un «objetivo prioritario», aunque para ello se precisa de los fondos y la colaboración de otras administraciones. La intención del gobierno local es habilitar una sede permanente de la Fundación Gerald Brenan en el gran edificio cultural que se está terminando de construir en el centro de la localidad después de varios años de obras. El proyecto, que contempla un inmueble de 2.800 metros cuadrados, incluye una gran biblioteca, salas de exposiciones y un espacio de 900 metros dedicado exclusivamente al autor inglés.

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La iniciativa plantea también un Centro de Estudios Hispanista que pretende convertirse en un núcleo de referencia internacional del trabajo de Brenan, la literatura de viajes y la obra del resto de artistas con los que el escritor británico colaboró durante su carrera. El Ayuntamiento tiene en mente además la creación de un nuevo premio dirigido a jóvenes investigadores para fomentar el estudio en los ámbitos universitarios.

Fuera de Alhaurín el Grande, otro proyecto que viene coleando desde hace años es la rehabilitación de la casa donde vivió en Churriana hasta finales de los 60. En este caso, las obras, en las que el Consistorio de Málaga invierte casi un millón de euros, supondrán la transformación de una vivienda en ruinas en un centro museístico dedicado al hispanista y a otros escritores románticos que han pasado por la provincia. Proyectos todos que, una vez en marcha, constatarán que, en realidad, Gerald Brenan no ha muerto del todo.

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