

Secciones
Servicios
Destacamos
REGINA SOTORRÍO rsotorrio@diariosur.es
Jueves, 27 de mayo 2010, 04:05
Ha vivido momentos de «vacío profesional», pero Nuria González sale ahora «hasta en la foto de los crucigramas». La actriz malagueña se cuela cada semana en miles de hogares con su papel de la profesora Clara en 'Física o química'; y cuando llega el viernes, no hay descanso: toca subirse al escenario. Mañana estará en casa, en el Teatro Echegaray, con la comedia 'Tres'. González, su paisana Kiti Mánver y Aurora Sánchez darán vida a tres mujeres solteras que ven cómo se acercan a los 50 años sin haber cumplido uno de sus sueños: ser madre. La solución pasa por encontrar a un candidato y preguntarle: «¿Te importaría prestarnos tres espermatozoides?». Y parece que funciona.
-En la obra, representa a una mujer soltera, con cerca de 50 años y una gran frustración: no ser madre. ¿Es un perfil frecuente hoy?
-No sé, imagino que alguna habrá. Yo, sin embargo, soy una mujer cercana a los 50 años que no tiene hijos y no me siento ni muchísimo menos frustrada por ello.
-Pero la sociedad todavía considera extraño que una mujer tome la decisión de no ser madre...
-Es una decisión personal tan profunda y tan importante en tu vida, que es muy curioso que pretendan abocarte a una cosa u otra. En definitiva tener un hijo porque te toca o porque dentro de cinco años no vas a poder, me parece una razón absolutamente insuficiente.
-Su personaje lleva mal acercarse a los 50 años, ¿cómo lo lleva Nuria?
-Como se llevan estas cosas (risas). Bien, no me puedo quejar.
-El objetivo de la obra es hacer reír ante todo...
-Sí y afortunadamente hasta el momento se ha cumplido con creces. La reacción del público es alucinante, desde el primer instante hasta el último minuto no para de reírse. La obra es una máquina de hacer reír.
-Y da la impresión de que los actores también se lo pasan bomba...
-Sí, eso sin duda. Nos lo pasamos de puta madre, sí señor.
-Imagino que actuar en Málaga siempre será especial para usted.
-Especial no, especialísimo. Es la mejor plaza posible.
-Se reencontrará con muchos amigos...
-¡Hombre! Eso sí que va a ser una bulla (risas). Voy a aprovechar para que me vean trabajar, que eso siempre mola.
-¿Cómo se ha visto con barriguita?
-Son muy cómodas; las que tenemos nosotras, quiero decir. Dan muy bien de perfil, son magníficas, muy realistas y están muy bien puestas.
-¿Le ha gustado?
-Sí, lo que me resulta raro es verme en el cartel, a cuerpo desnudo; las tres en plan Demi Moore. Es muy impactante.
-¿Es una imagen sólo promocional o saldrá así al escenario?
-No. ¡Tú imagínate pasear esas botargas en la función! Para salir ahí en pelotas embarazada tienes que hacer un curro de caracterización que flipas. En un teatro es muy difícil.
El acento
-Por cierto, ¿dónde se ha dejado el acento malagueño?
-Me sale cuando quiere, cuando le da la gana, de verdad. Tampoco he sido de acento cerrado nunca, pero lo tengo cuando hablo con mi madre, cuando estoy con un andaluz... en Málaga seguramente me oirás hablar en andaluz porque si no allí se descojonan de verme tan 'fisnas'.
-¿El teatro es una vía de escape de la televisión?
-No hay que escapar de la televisión (risas). Si quieres escapar de la televisión lo mejor es no hacerla. A mí la televisión me ha dado muy buenas oportunidades, muchísimo trabajo y me lo sigue dando. No tengo que huir de la televisión. Además, me trata bien. Lo que pasa es que el teatro es un vicio difícil de quitar (risas). Tiene cosas que ningún otro medio te da ni te va a dar. Esas cosas no es que sean irrenunciables, pero son tan dulces, tan buenas y te dan tanta energía... Te mantienen en activo y te impiden acomodarte.
-Pero la televisión, con su ritmo de trabajo y sus horarios, tampoco le permitirá acomodarse mucho...
-Pero en televisión yo llevo haciendo a Clara ('Física o química') cinco temporadas, es un personaje que ya tengo claro, que me impone determinados retos, pero que es ya conocido. Y llega un momento en que eso se acomoda; es decir, lo que es crear el personaje no lo estás haciendo. Y en mi caso, si no estoy componiendo un personaje, me falta algo. Una vez que ya los he hecho, lo que quiero es ir a otro. Y cuanto antes, que el tiempo pasa (risas), y pasa por la cara que es tu instrumento de trabajo... Lo que quiero es que el día que me falten ganas para hacer giras, que diga que ya no me meto en la furgoneta, me haya cansado de hacer teatro y haya hecho todos los personajes que merezcan la pena.
-Y, tras cinco temporadas, ¿no se ha cansado ya de Clara?
-No. Yo me he ido de muchas series, pero siempre ha sido cuando mi personaje me aburre, cuando ya no me plantea retos y se limita a repetir un esquema. Ahí no puedo vivir como actriz, porque es que me ahogo. El aburrimiento es el peor enemigo de este trabajo; no me puedo permitir aburrirme porque sale una patata.
Incertidumbre
-Es un trabajo en el que no tienen estabilidad, hay mucha incertidumbre y, sin embargo, engancha...
-La incertidumbre te aseguro que no engancha. Esta profesión tiene cosas muy buenas y cosas muy malas. Esa es de las malas, pero si empezamos a enumerar las buenas no acabamos nunca. Hay una cuestión, que es el apego a la seguridad, que tienes que trabajarte.
-Hay que aprender a vivir con el no saber qué pasará...
-Como otra gente tiene que aprender a convivir con levantarse todos los días a la misma hora y que lleguen las vacaciones y se despierte a las 7.30 horas porque tiene el cuerpo hecho.
-¿Usted lo ha llegado a pasar mal? Porque siempre ha estado en un lado u otro...
-Al público os desaparecen los intervalos. Mis intervalos han sido amplios y profundos. Hay muy pocos actores que puedan hablar de una continuidad dilatada, la mayoría hemos tenido periodos de vacío profesional. Sientes que como no sales en ninguna parte y nadie te nombra, has desaparecido. Porque esto es así: cuando sales en la tele estás en todas partes, hasta en la foto del crucigrama... y de repente desapareces y no estás en ningún sitio. Tienes momentos muy duros.
-¿Nunca se planteó tirar la toalla?
-He tenido mis momentos de decir: 'vamos a ver qué hacemos'; pero si lo hubiera sentido de verdad, lo hubiera hecho. Y si lo pensé fue por torturarme (risas), porque de repente me podía el sentido práctico... En el fondo de mi corazón nunca he dicho 'hasta aquí he llegado'.
-Le gusta esto demasiado...
-Si tuviera que elegir otra profesión ahora ya podría, pero durante todo ese tiempo en el que me empeñé como una auténtica inconsciente en pertenecer a esto no encontraba en mi mente una profesión que pudiera permitirme vivir tranquilamente. Ahora, con más tranquilidad, sí que lo veo.
-¿Por ejemplo?
-Jardinera.
-¿Sí?
-Que sí, que sí. Que yo de jardinera me veo. Lo digo completamente en serio. Hace diez años decía: 'no sé a qué puedo dedicar mis días, es que no sé hacer nada'... algo, además, que no me convierta en un mal bicho. Porque mejor morir de pobre que convertirte en un mal bicho con un curro que no te gusta... Ahora, a estas alturas de mi vida y con la tranquilidad de que estoy trabajando, ya lo veo con otros ojos.
-¿Pero tiene su jardín propio?
-¡Ya quisiera yo! Yo tengo macetas (risas). Algún día que tenga mucho tiempo, me pondré a aprender este mundo precioso. Además hay que guardar actividades para la vejez.
-Y después de hacer tanta tele, ¿le gusta verla?
-No soy capaz de ver una serie seguida, sólo la mía. Para mí un fin de semana es cualquier día que tengo libre durante la semana. Entonces, yo me instauro mi domingo y es muy difícil que algo me coincida como para verlo. Vivo a contrarreloj.
-¿No siente que prioriza lo profesional sobre lo personal?
-La vida personal no se detiene, eso hay que llevarlo. Pero ese es un esfuerzo que hacemos todos hoy día.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Una luna de miel que nunca vio la luz
El Comercio
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.