La nueva normalidad del Carpena

La Copa de Andalucía celebrada el sábado en el Palacio de los Deportes fue un ensayo general para la temporada. La imagen del pabellón completamente vacío será la habitual hasta que la pandemia del coronavirus lo permite.

Aunque el partido estuvo organizado por la Federación Andaluza el club ya puso en práctica todas las medidas obligatorias que ha estipulado la Liga Endesa para garantizar el desarrollo de los partidos y minimizar el riesgo de contagio de la instalación.

Para empezar, al Carpena no se podrá acceder si no es con una mascarilla FFP2. El resto de máscaras no son admitidas por la ACB pues no garantizan una alta protección contra el virus. Como ya ocurre en muchos edificios y centros públicos, toda persona que entre en el pabellón tendrá que desinfectar su calzado, usar gel hidroalcohólico para lavarse las manos y le será tomada la temperatura. Como ya se sabe, el límite para permitir la entrada son los 37 grados, así que toda persona que los supere no podrá entrar en el pabellón. Además, todos deberán estar perfectamente identificados y acreditados, pues en caso de contagio hay que dar parte a las autoridades sanitarias para activar los protocolos sanitarios.

Mientras que en el desarrollo habitual de un encuentro en el Palacio de los Deportes intervienen más de 330 personas, ahora todo este operativo se ha reducido al máximo, en parte porque no habrá público en los partidos. Antes de nada, conviene explicar que el pabellón ha quedado dividido en dos zonas: verde y azul.

A la primera, la verde que es la pista y los pasillos que la rodean, sólo podrán acceder los componentes de los equipos, árbitros y el personal estrictamente necesario para que el encuentro se pueda disputar y ser retransmitido, como son la mesa de anotadores y el personal de televisión. Es más, la zona en la que están ubicados los banquillos está prohibido el paso a personas que no estén controladas con pruebas PCR. Los jugadores tampoco escapan a las medidas de control, aunque hay que aclarar que en su caso son sometidos a test del coronavirus cada cuatro días, para así poder garantizar la seguridad de sus compañeros y mantener la viabilidad de la competición. Los profesionales tienen que desinfectar sus zapatillas y lavarse las manos con gel hidroalcohólico para entrar en el pista antes del partido y después del descanso.

La zona azul es la que abarca el resto del pabellón en la que el tránsito también está limitado y que básicamente hace referencia a los puestos de prensa y al palco, porque la realidad es que no habrá más personas en la instalación. En el caso de la Copa de Andalucía el sábado, el espacio para las autoridades tuvo que ser ampliado a los dos graderíos que hay a derecha e izquierda del palco para respetar las medidas de seguridad entre los asistentes. El título andaluz y el hecho de que fuese el primer encuentro del Unicaja en el Palacio de los Deportes provocó que hubiese algunos invitados y representantes políticos más de los que son habituales respecto a un partido normal. En cualquier caso, esta 'zona noble' también se verá afectada por las restricciones.

La cobertura de los medios también estará condicionada por la pandemia del coronavirus. Hasta ahora la prensa estaba ubicada en la esquina del anillo intermedio que hay detrás del banquillo visitante. Ahora ahí sólo estará la prensa escrita y únicamente se permitirá la presencia de un periodista por medio, además de un fotógrafo, que tendrá que trabajar desde la grada, en la zona azul, y alejado de la pista.

Por lo que respecta a las radios, han sido trasladadas a las cabinas que hay en la zona superior del pabellón y que ya casi no se usaban en los últimos años. Las ruedas de prensa de después de los partidos han quedado suspendidas, aunque tras los mismos comparecerán los dos entrenadores y un jugador de cada equipo sin la posibilidad de realizarles preguntas.

Este es el panorama que habrá a partir de ahora en el Palacio de los Deportes y en todos los pabellones de la Liga Endesa, a la espera que la pandemia del coronavirus permita volver a la normalidad que el baloncesto necesita.