Victoria, clasificación y récord para el Unicaja (98-82)

El Unicaja se tomó el partido muy en serio desde el primer segundo y eso era una pésima noticia para el Oostende, que salió envalentonado y dispuesto a plantear un intercambio de canastas. Un suicidio en toda regla. Cinco minutos aguantó el equipo belga el ritmo, pues por cada canasta que lograba recibía dos del conjunto malagueño, así que a los cinco minutos ya perdía 18-7. Kravish, Taylor y Osetkowski manejaban el encuentro a su gusto. La ausencia de tensión que ya dejaba el partido se trasladaba a la grada, por más que la banda de Los Mihitas se arrancaba con alguna canción. Las rotaciones en los dos equipos aumentaron las diferencias, porque Pérez y Carter mantenían las prestaciones de un Unicaja que llegó a colocarse 30-13 hasta el 33-21 con el que se cerró el primer cuarto.

No le gustó a Ibon Navarro cómo cerraron sus jugadores el acto inicial, quizá por eso salieron a morder en las primeras acciones del segundo cuarto. Un par de robos y otra vez por encima de los quince puntos de renta. El Unicaja se relajó entonces (41-35), pero el técnico cajista mantuvo su apuesta, especialmente con Balcerowski, necesitado de minutos y de recuperar la confianza. Estuvo voluntarioso y acabó produciendo desde el rebote. La progresiva recuperación del quinteto inicial, con una mayor tensión defensiva permitió que se llegase al descanso con una renta muy cómoda (53-41).

El choque se fracturó por completo nada más comenzar la segunda parte. El Unicaja es un equipo que se caracteriza por respetar a sus rivales. Ese respeto lo demuestra yendo siempre al máximo y eso provocó que arrollase ya al Oostende con unos minutos de gran baloncesto. El equipo malagueño compartió bien el balón para anotar con facilidad. Destacó en esta fase un activo Yankuba Sima, incluso con confianza para lanzar y anotar desde la media distancia, un elemento más de su repertorio que está trabajando con Fran Vázquez. El catalán logró el punto 66 para elevar ya la ventaja a los 20 puntos (66-46) cuando quedaban todavía 16 minutos de partido. Como suele ocurrir en estas situaciones, se dejó ir un poco y esto permitió que el Oostende no desconectase del todo, es más, llegó situarse a ocho puntos (71-63).

Conviene poner en valor la actitud del Oostende, que pese a verse muy por detrás en el marcador siguió apretando dentro de sus posibilidades. Audige, Mintz y Allen aguantaron el pulso mientras pudieron, que fue hasta que Carter irrumpió en el partido con dos triples seguidos a mediación del último cuarto (90-75). De ahí al final, minutos para Balcerowski y Tillie, con Osetkowski sentado en el banquillo desde el primer cuarto pensando ya en el duelo contra el Madrid del domingo.